Dom. Dic 22nd, 2024

La industria de los alimentos afronta nuevas exigencias y condiciones a nivel global. En esta línea, los expertos en el sector aseguran una importante transición hacia los cultivos orgánicos que giran en torno a la sostenibilidad.

Los expertos de California, Estados Unidos, llevaron a cabo un importante estudio que determinó una transición clave en la agricultura. En detalle, los cultivos orgánicos se posicionan como el futuro, dada su preocupación por el medio ambiente y los efectos del cambio climático. 

El sector agrícola afronta una batalla silenciosa pero intensa. Se trata de la transición hacia los cultivos orgánicos, los cuales se posicionan como una alternativa en la era del calentamiento global.

Ashley Larsen, profesora de ecología agrícola en la Universidad de California, ubicada en Santa Bárbara, publicó un estudio en la revista Science sobre el cambio radical que se registran en los campos de cultivo.

Según Larsen, los objetivos de las prácticas orgánicas conlleva una paradoja que amenaza en cierta medida con acabar con los propósitos sustentables: el potencial aumento en el uso de pesticidas a lo largo del estado de California.

En esta línea, las autoridades de ese lugar se propusieron la conversión del 20% de su superficie agrícola a cultivos orgánicos para 2045, lo que implica la transformación anual de aproximadamente 65.000 acres de cultivos convencionales. 

Cabe destacar que la agricultura orgánica pretende trabajar con suelos saludables capaces de retener carbono, sin necesidad de acudir a los fertilizantes sintéticos de nitrógeno.

Asimismo, ofrecen un equilibrio ecológico más armonioso, postulándose como una solución versátil frente al calentamiento global. Su logística está orientada a la conservación de la naturaleza y la reducción de la contaminación que normalmente se da con las acciones tradicionales.

En el caso del condado de Kern, un gigante en la producción agrícola que representa más de USD 7.000 millones en uvas, cítricos, almendras, pistachos y otros cultivos, el trabajo de la académica muestra una verdad incómoda. 

Aunque un aumento del 10% en tierras de cultivo orgánico cercanas se relaciona con una reducción del 3% en el uso de pesticidas, el mismo incremento también provoca un aumento del 0,3% en el consumo de estos químicos en los campos convencionales. 

En el territorio californiano, esto resultaría en un incremento del 0,2% en la cantidad total de pesticidas, por lo que la ironía es evidente. Es el lado oculto de las prácticas sustentables.

¿Cuáles son las desventajas de los cultivos orgánicos?

El estudio de Ashley Larsen se centró en un total de 14.000 campos individuales entre 2013 y 2019. Se incluyeron cultivos convencionales y orgánicos, así como también se tuvo en cuenta la cantidad de pesticida utilizado. 

A través de un exhaustivo análisis que destacó las diferencias clave entre la agricultura convencional y la orgánica en su manejo de plagas, Larsen mostró que los métodos tradicionales pueden incluir el uso de químicos tóxicos como organofosfatos y organoclorados. 

En contraposición, las granjas orgánicas se caracterizan por el control de las plagas, fomentando al mismo tiempo el crecimiento de sus enemigos naturales, como ciertos escarabajos, arañas y aves. 

Dichas estrategias, que se contrastan entre unas y otras, crean una dinámica compleja entre los vecinos del lugar, complicando aún más el panorama.

Por su parte, David Haviland -entomólogo de la Universidad de California en Bakersfield- advirtió sobre el doble filo de tener una granja orgánica como vecina. 

Si bien estas pueden promover la proliferación de insectos beneficiosos, lo cierto es que también pueden llevar a los agricultores a intensificar el uso de defensas químicas, comprometiendo el potencial ambiental de la agricultura orgánica.

¿Cómo aliviar los efectos negativos de los cultivos orgánicos?

Según indican desde el sector agrícola, la solución radica en una planificación meticulosa de la expansión de los cultivos orgánicos. 

La clave podría estar en agruparlos de manera estratégica para maximizar los beneficios de control de plagas que se proporcionan de forma mutua, reduciendo así la necesidad de pesticidas en las granjas convencionales que están cerca.

El estudio sugiere que pasar de un escenario sin campos orgánicos a uno donde el 5% de los cultivos lo sean podría resultar en una reducción del 9% en el uso de insecticidas en el condado de Kern. 

Si este porcentaje aumentara al 20% esperado por la Junta de Recursos del Aire de California, el uso total de insecticidas podría disminuir un 17%, e incluso hasta un 36% si los cultivos orgánicos se agrupan estratégicamente.

Ante este escenario, Erik Lichtenberg -economista agrícola de la Universidad de Maryland- advirtió sobre la necesidad de comprender las dinámicas que rigen la ubicación de los campos y sus estrategias de manejo de plagas antes de promover una segregación entre campos orgánicos y convencionales.

En cualquier caso, la investigación de Larsen no solo destaca la importancia de considerar las consecuencias inesperadas en la lucha contra el cambio climático, sino que también ofrece una perspectiva de cómo incluso las estrategias bien intencionadas pueden requerir ajustes.

por Federico Trucco

¿Quién es Federico Trucco? Federico Trucco, nacido en Rosario, Argentina, el 27 de mayo de 1977, es un destacado profesional con una sólida formación en bioquímica, malezoología y patología vegetal, así como en administración de empresas. Su trayectoria se ha centrado en la intersección entre la agricultura y la biotecnología, con más de 15 años de experiencia en el desarrollo de empresas innovadoras en este campo. Tras completar sus estudios universitarios en bioquímica en la Universidad Estatal de Louisiana, Federico continuó su formación con una maestría en malezoología y patología vegetal en la Universidad Estatal de Colorado, seguida de un doctorado en Ciencias de los Cultivos en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Durante su tiempo en Illinois, también adquirió conocimientos en administración de empresas. Su interés por la biotecnología aplicada a la agricultura se ha visto impulsado por su pasión por el avance tecnológico en el sector, así como por su compromiso con la innovación. Este interés lo llevó a unirse a Bioceres, una firma líder en la gestión de proyectos en el ámbito agro-biotecnológico. Desde entonces, ha desempeñado roles clave en la investigación y desarrollo de la empresa, así como en la creación y dirección del centro de biotecnología de Bioceres, conocido como INDEAR. En 2011, fue nombrado CEO de Bioceres, liderando el camino en la expansión y desarrollo de la empresa. Bajo su liderazgo, Bioceres se ha convertido en un referente en América Latina en el campo de la biotecnología agrícola, con una presencia destacada en la Bolsa de Valores de Nueva York. Federico ha sido reconocido por su contribución a la innovación empresarial, recibiendo premios como el Konex a la innovación empresarial y el premio EY Entrepreneur of the Year para Argentina. Además, ha ejercido como presidente de la Cámara Argentina de Biotecnología, demostrando su compromiso con el avance y desarrollo de este campo en su país.