Dom. Dic 22nd, 2024

Los expertos en el sector aseguran que la goma guar promete ser la próxima revelación en Argentina, dados sus beneficios en la ganadería. Proviene de una leguminosa originaria de India, ideal para siembras en zonas semiáridas.

El sector agrícola se encuentra en constante evolución, debido a las investigaciones que ponen el foco en nuevos productos como cereales, hortalizas y frutas. Entre los ejemplos, se encuentran las leguminosas, una propuesta con múltiples beneficios para competir en el mercado.

En detalle, la guar –cuyo nombre científico es Cyamopsis tetragonoloba- proviene de India, donde en la actualidad se produce más del 80% de su producción mundial. Lo cierto es que este cultivo tiene la capacidad de alimentar y remediar ciertas enfermedades, como la obesidad y la diabetes. 

Asimismo, se caracteriza por requerir un 50% menos de agua que la soja, lo que la hace sumamente atractiva en zonas donde es común el registro de las altas temperaturas. De hecho, es un cultivo de verano multipropósito resistente a la sequía.

En detalle, los especialistas del sector indican que esta leguminosa tiene la capacidad de crecer en áreas con precipitaciones anuales inferiores a 400 milímetros, lo que significa que requiere la mitad de agua en comparación con la soja, usando un paquete tecnológico similar. 

Actualmente, su principal aplicación es en la producción de goma guar, un producto que tiene un mercado global valorado entre USD 1200 y USD 1300 millones al año. Aproximadamente el 70% de su producción se destina al sector alimenticio, mientras que el 30% restante es absorbido por la industria farmacéutica, un sector que está en constante crecimiento.

Si bien hace años es desarrollada a nivel global, lo cierto es que en Argentina no tuvo éxito hasta 2017, cuando se importaron las primeras semillas para un proyecto en las provincias de Salta y Santiago del Estero. Sin embargo, esa iniciativa no prosperó y no quedaron registros de su producción. 

Hoy en día, Juan Javier Kahn -licenciado en Administración Agropecuaria y consultor- está trabajando para introducirlo en zonas semiáridas del país, áreas que no están aptas para la agricultura, pero que podrían representar una valiosa oportunidad comercial para los productores.

¿Cómo funciona el cultivo de guar?

Este cultivo tiene un ciclo corto de aproximadamente 120 días y se puede sembrar entre octubre y diciembre, dependiendo de la ubicación geográfica. En las zonas del norte, la siembra puede empezar en octubre, mientras que en áreas ubicadas al sur, la fecha puede extenderse un poco más. 

Es importante resaltar que de la semilla se obtiene un polvo blanco conocido como goma guar, un derivado de la leguminosa que es capaz de absorber hasta 50 veces su peso en agua.

Esta se convierte en una gelatina que normalmente es usada en la producción de embutidos y chacinados, aunque también tiene aplicaciones en el sector farmacéutico, especialmente en tratamientos para personas con dependencia de insulina o problemas de obesidad. Esto se debe a su capacidad de retener agua.

En el caso de su aplicación en el territorio argentino, la iniciativa surgió a partir de la solicitud de un cliente de Javier Kahn, proveniente de la industria alimenticia, que quería explorar la viabilidad de producir esta leguminosa en el país para reducir la dependencia de las importaciones. 

En esta línea, el foco está puesto en la campaña 2025-2026, con 200 hectáreas arrendadas en La Pampa. La semilla ya fue aprobada, y ahora se están afinando algunos procesos en la cadena comercial. 

El objetivo es sembrar en el norte de la provincia, donde las tierras se arriendan a precios de ganadería, para evaluar si esta puede ser una alternativa viable en áreas agrícolas más marginales.

¿Cuáles son los beneficios del cultivo de guar?

Los expertos observan varias ventajas para los productores al considerar este cultivo. Como leguminosa, el guar enriquece el suelo al aportar nitrógeno, lo que es clave para incluirlo en la rotación de cultivos. Además, tiene un ciclo de crecimiento corto y resiste a la sequía, lo que lo convierte en una opción competitiva frente a las opciones tradicionales.

Con rendimientos que oscilan entre 2000 y 2500 kilos por hectárea, el precio de la tonelada en el mercado internacional es de aproximadamente USD 400. Esto le da un margen bruto estimado de USD 500 por hectárea, superando en rentabilidad a la soja con costos de producción similares. 

También se puede cultivar en regiones donde la escasez de lluvias impide sembrar soja, lo que abre nuevas oportunidades para los productores en áreas más áridas. En esta línea, se ve un potencial similar al auge que tuvo la soja en los años 70, cuando comenzó a desarrollarse de manera gradual en Argentina.

Sin embargo, Kahn también aclara que, por ahora, el guar representa un negocio de nicho. Es decir, no está destinado a reemplazar a esta planta. De todos modos, su demanda a nivel mundial es considerable y crece a un ritmo del 5% anual.

por Federico Trucco

¿Quién es Federico Trucco? Federico Trucco, nacido en Rosario, Argentina, el 27 de mayo de 1977, es un destacado profesional con una sólida formación en bioquímica, malezoología y patología vegetal, así como en administración de empresas. Su trayectoria se ha centrado en la intersección entre la agricultura y la biotecnología, con más de 15 años de experiencia en el desarrollo de empresas innovadoras en este campo. Tras completar sus estudios universitarios en bioquímica en la Universidad Estatal de Louisiana, Federico continuó su formación con una maestría en malezoología y patología vegetal en la Universidad Estatal de Colorado, seguida de un doctorado en Ciencias de los Cultivos en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Durante su tiempo en Illinois, también adquirió conocimientos en administración de empresas. Su interés por la biotecnología aplicada a la agricultura se ha visto impulsado por su pasión por el avance tecnológico en el sector, así como por su compromiso con la innovación. Este interés lo llevó a unirse a Bioceres, una firma líder en la gestión de proyectos en el ámbito agro-biotecnológico. Desde entonces, ha desempeñado roles clave en la investigación y desarrollo de la empresa, así como en la creación y dirección del centro de biotecnología de Bioceres, conocido como INDEAR. En 2011, fue nombrado CEO de Bioceres, liderando el camino en la expansión y desarrollo de la empresa. Bajo su liderazgo, Bioceres se ha convertido en un referente en América Latina en el campo de la biotecnología agrícola, con una presencia destacada en la Bolsa de Valores de Nueva York. Federico ha sido reconocido por su contribución a la innovación empresarial, recibiendo premios como el Konex a la innovación empresarial y el premio EY Entrepreneur of the Year para Argentina. Además, ha ejercido como presidente de la Cámara Argentina de Biotecnología, demostrando su compromiso con el avance y desarrollo de este campo en su país.