Dom. Dic 22nd, 2024

Se trata de la primera aprobación de un producto modificado que podría formar parte del sistema alimentario humano. La industria prometió dar un paso importante en términos mundiales.

China dio un paso histórico en la industria de los alimentos al aprobar dos variedades de trigo y maíz modificadas genéticamente. Según las autoridades, estas impulsarán el esfuerzo del país a la hora de aumentar la producción y mejorar la seguridad alimentaria. 

Según informó el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales en un comunicado, el Gobierno chino otorgó un certificado de bioseguridad con una validez de cinco años a este tipo de productos.

Dichas variedades fueron desarrolladas mediante tecnología de edición génica, la cual consiste en modificar o alterar una secuencia de ADN en el genoma de una célula u organismo, ya sea eliminando, insertando o reemplazando una secuencia específica en su genotipo. A diferencia de los transgénicos, no se agrega un gen de otra especie.

La intención de los mandatarios es mejorar los rendimientos del maíz y hacer que el trigo sea más resistente a las enfermedades. En esta línea, la aprobación de ambas es vista como un hito, ya que este último -por ejemplo- es utilizado para hacer pasta, fideos y pan, cultivándose principalmente para el consumo alimentario. 

Cabe aclarar que China es el mayor productor y consumidor de trigo del mundo, por lo que esta noticia es de suma importancia tanto para la sociedad como para la industria en sí. Se trata de una manera de cumplir con las nuevas exigencias del mercado, influenciadas por el cambio climático.

El logro fue tal que Gengchen Han, presidente de Origin Agritech, una empresa de biotecnología agrícola con sede en Estados Unidos, vio a este suceso como un avance significativo que podría aumentar considerablemente la producción, ya que los cultivos editados genéticamente tienen un enorme potencial. 

Asimismo, Han aseguró que los rendimientos del maíz editado genéticamente pueden aumentar hasta en un 50%, lo que impactaría de forma directa en el rendimiento de los agricultores. 

Las agencias internacionales resaltaron que esta aprobación representa un paso hacia la adopción de la tecnología en cultivos alimentarios, mientras Pekín avanza con cautela en la comercialización de cultivos modificados genéticamente.

El avance de Asia respecto al uso de los cultivos genéticamente modificados 

En el último año, China incrementó las autorizaciones de semillas de maíz y soja genéticamente modificadas, las cuales tienden a ser más productivas y resistentes a insectos y herbicidas. Así es como aseguran la seguridad alimentaria en términos locales.

Sin embargo, la adopción de estas semillas sigue siendo lenta y cautelosa debido a las preocupaciones sobre su impacto en la salud y el medio ambiente. Hay varios puntos que se contraponen con los beneficios que estas aportan al sector. 

En la actualidad, el territorio chino importa principalmente cultivos genéticamente modificados, como maíz y soja, para alimentación animal, mientras que cultiva variedades no modificadas genéticamente para consumo humano. 

Ante este escenario, muchos de los consumidores chinos se mantienen preocupados por la seguridad de los alimentos con genes cambiados que se encuentran en circulación para la venta. 

A diferencia de la modificación genética, que introduce genes de otras especies en una planta, la edición genética altera los genes existentes para mejorar su rendimiento. Algunos científicos consideran a esta última técnica menos arriesgada que la primera.

Por otra parte, se espera que Pekín apruebe nuevas normas para el etiquetado de cultivos genéticamente modificados en productos alimenticios este año, según informaron los medios estatales en marzo. 

En paralelo, el Ministerio de Agricultura aprobó una nueva variedad de maíz con resistencia a herbicidas e insectos, así como una variedad con mayor rendimiento. De esta manera, pretenden mejorar el rendimiento de los cultivos ante la presencia de plagas y enfermedades. 

El desarrollo de los cultivos genéticamente modificados para mejorar la seguridad alimentaria

Xiaogang Deng, viceministro del Ministerio de Agricultura china, destacó que la industria de semillas obtuvo resultados prometedores en su fase inicial y que el proyecto piloto para la aplicación industrial de maíz y soja genéticamente modificados fue exitoso.

Es importante resaltar que ese país es el segundo mayor productor de maíz en el mundo. En este contexto, solo en el primer mes de 2024, el país emitió 26 licencias a empresas para el cultivo de semillas transgénicas de maíz y soja a nivel nacional, marcando un hito significativo.

Deng enfatizó que la estrategia nacional es fortalecer la capacidad de producción local para asegurar un suministro de alimentos estable y autosuficiente, con el objetivo de disminuir la dependencia de las importaciones de soja y cereales, que actualmente alcanzan casi 100 millones de toneladas anuales.

Desde el Gobierno aseguraron que el próximo paso es mejorar la tecnología, reforzar la gestión y ampliar el uso de los alimentos transgénicos de forma ordenada. Esto les permitirá tener un rendimiento mejor y una notable reducción de costos en comparación con la elaboración convencional.

Por el momento, este tipo de cultivos no alcanzó la fase de industrialización, ya que deben pasar por etapas de validación de la variedad, producción, operación y otros procesos que requieren licencias gubernamentales. Así lo explicó Zhejiang Xinan Chemical Industrial Group, una empresa que ha recibido aprobaciones para cuatro variedades, en un comunicado.

por Federico Trucco

¿Quién es Federico Trucco? Federico Trucco, nacido en Rosario, Argentina, el 27 de mayo de 1977, es un destacado profesional con una sólida formación en bioquímica, malezoología y patología vegetal, así como en administración de empresas. Su trayectoria se ha centrado en la intersección entre la agricultura y la biotecnología, con más de 15 años de experiencia en el desarrollo de empresas innovadoras en este campo. Tras completar sus estudios universitarios en bioquímica en la Universidad Estatal de Louisiana, Federico continuó su formación con una maestría en malezoología y patología vegetal en la Universidad Estatal de Colorado, seguida de un doctorado en Ciencias de los Cultivos en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Durante su tiempo en Illinois, también adquirió conocimientos en administración de empresas. Su interés por la biotecnología aplicada a la agricultura se ha visto impulsado por su pasión por el avance tecnológico en el sector, así como por su compromiso con la innovación. Este interés lo llevó a unirse a Bioceres, una firma líder en la gestión de proyectos en el ámbito agro-biotecnológico. Desde entonces, ha desempeñado roles clave en la investigación y desarrollo de la empresa, así como en la creación y dirección del centro de biotecnología de Bioceres, conocido como INDEAR. En 2011, fue nombrado CEO de Bioceres, liderando el camino en la expansión y desarrollo de la empresa. Bajo su liderazgo, Bioceres se ha convertido en un referente en América Latina en el campo de la biotecnología agrícola, con una presencia destacada en la Bolsa de Valores de Nueva York. Federico ha sido reconocido por su contribución a la innovación empresarial, recibiendo premios como el Konex a la innovación empresarial y el premio EY Entrepreneur of the Year para Argentina. Además, ha ejercido como presidente de la Cámara Argentina de Biotecnología, demostrando su compromiso con el avance y desarrollo de este campo en su país.