Dom. Dic 22nd, 2024

Las vacas son animales que expulsan el gas metano que contamina e impacta en el medio ambiente, ya que promueve el efecto invernadero. Los expertos aseguran que si este fuese útil como energía renovable, su reputación sería sumamente positiva.

En la actualidad, el metano de las vacas es conocido a nivel global por las consecuencias que provoca en el medio ambiente, particularmente por su emisión de gases de efecto invernadero. Lo cierto es que si fuese útil como fuente de energía renovable, la reputación de estos animales daría un vuelco importante.

El debate por el uso del metano como fuente limpia y sostenible aún no se cerró. Hay varios experimentos relacionados con las vacas y el metano que pretenden conocer la manera de aprovechar estas emisiones para generar electricidad.

Se dice que solo con los terneros que se encuentran en Galicia, España, se podría dar energía a 30.000 hogares al año. Al mismo tiempo se podría potenciar el mercado de los autos que no son eléctricos, haciendo funcionar los motores de explosión.

Sin embargo, no se logró el desarrollo de proyectos escalables que además sean respetuosos con el bienestar animal. Si bien se hicieron diferentes intentos, los cuales demostraron que la reutilización del metano es factible, el problema principal es descubrir una implementación efectiva. 

Uno de los experimentos más conocidos es el de poner una mochila en el lomo de la vaca, conectada mediante pequeños conductos a su intestino. Así es como pretenden recolectar sus gases para luego darle un segundo uso. Sin embargo, esta idea no es viable en términos técnicos ni económicos actualmente. 

Asimismo, los defensores de animales indican que esto sería incómodo e incluso doloroso. La justificación es que suele ser explotado de maneras que, para muchos, son éticamente cuestionables. Por lo tanto, se espera que surja un avance que permita aprovechar el metano de una manera no invasiva para las vacas.

¿Qué es el gas metano de las vacas?

Según los expertos del sector, el metano que generan las vacas proviene de su aparato digestivo. Sin embargo, es importante resaltar que este no es el único gas que se forma en su estómago, y que no se expulsa a través de flatulencias, como revelan los estudios recientes.

En detalle, estas tienen varios estómagos, y uno de ellos se llama rumen. El proceso digestivo -conocido como rumia- empieza en la boca y termina con la evacuación, de manera similar a otros mamíferos, incluidos los humanos. 

Durante este momento, en el rumen se generan gases como resultado de la fermentación de los alimentos que consume. Uno de esos gases es el metano, que no se expulsa a través de las flatulencias como se suele creer popularmente, sino a través de la exhalación. 

Algunos veterinarios consideran que estas exhalaciones pueden ser comparadas con los eructos de los humanos, aunque en las vacas ocurren con más frecuencia. De hecho, se estima que una vaca puede producir alrededor de 300 litros de metano al día, lo suficiente para hacer funcionar una heladera pequeña durante un día completo. 

Otras fuentes mencionan que son unos 300 gramos de metano por día por vaca. De todos modos, independientemente de cual sea el caso, se nota un gas altamente contaminante.

Cabe destacar que no solo las vacas producen metano. Las ovejas y los búfalos, por ejemplo, también lo expulsan a partir del proceso de rumia. Por este motivo, las miradas están puestas en conocer un método de aprovechamiento para el planeta.

¿Qué hacer con el metano?

Desde hace varios años, los líderes mundiales están en búsqueda de reducir la cantidad de metano que las vacas exhalan y mitigar los efectos secundarios de la rumia. 

Una de las soluciones más destacadas es la de modificar los suplementos alimenticios que consumen, con el fin de reducir la producción de gases y, por ende, la emisión de metano a la atmósfera. 

Algunas investigaciones sugieren que es posible disminuir hasta en un 40% la cantidad de metano generado por cada animal. Sin embargo, esta idea no está exenta de polémica. 

Por un lado, existe la preocupación de que estos suplementos puedan alterar la calidad de los productos derivados, como la carne y la leche, afectando su sabor o incluso la salud de los consumidores. Asimismo, es posible que estos causen algún daño en los animales. 

En un contexto donde los derechos cobran cada vez más importancia, las soluciones ambientales que implican un cambio en el proceso digestivo natural genera inquietud, ya que no se sabe con certeza si esta alteración puede ser dolorosa o perjudicial para su salud.

Por ello, el debate a nivel global continúa abierto. Se están implementando varias iniciativas, con el fin de evitar que las vacas contribuyan al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y, en consecuencia, al calentamiento global.

por Federico Trucco

¿Quién es Federico Trucco? Federico Trucco, nacido en Rosario, Argentina, el 27 de mayo de 1977, es un destacado profesional con una sólida formación en bioquímica, malezoología y patología vegetal, así como en administración de empresas. Su trayectoria se ha centrado en la intersección entre la agricultura y la biotecnología, con más de 15 años de experiencia en el desarrollo de empresas innovadoras en este campo. Tras completar sus estudios universitarios en bioquímica en la Universidad Estatal de Louisiana, Federico continuó su formación con una maestría en malezoología y patología vegetal en la Universidad Estatal de Colorado, seguida de un doctorado en Ciencias de los Cultivos en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Durante su tiempo en Illinois, también adquirió conocimientos en administración de empresas. Su interés por la biotecnología aplicada a la agricultura se ha visto impulsado por su pasión por el avance tecnológico en el sector, así como por su compromiso con la innovación. Este interés lo llevó a unirse a Bioceres, una firma líder en la gestión de proyectos en el ámbito agro-biotecnológico. Desde entonces, ha desempeñado roles clave en la investigación y desarrollo de la empresa, así como en la creación y dirección del centro de biotecnología de Bioceres, conocido como INDEAR. En 2011, fue nombrado CEO de Bioceres, liderando el camino en la expansión y desarrollo de la empresa. Bajo su liderazgo, Bioceres se ha convertido en un referente en América Latina en el campo de la biotecnología agrícola, con una presencia destacada en la Bolsa de Valores de Nueva York. Federico ha sido reconocido por su contribución a la innovación empresarial, recibiendo premios como el Konex a la innovación empresarial y el premio EY Entrepreneur of the Year para Argentina. Además, ha ejercido como presidente de la Cámara Argentina de Biotecnología, demostrando su compromiso con el avance y desarrollo de este campo en su país.