Dom. Dic 22nd, 2024

El estrés abiótico de los cultivos presenta un gran desafío dentro de la industria de los alimentos, dado que impacta de forma directa afectando sus rendimientos y potencialidades. Se trata de un factor silencioso que hasta puede matar a las plantas.

El desarrollo y los rendimientos de un cultivo pueden verse afectados por una serie de factores externos e internos, tales como el estrés ambiental, el cual afecta de forma directa su potencial productivo. Se trata de una serie de condiciones adversas que afectan negativamente el crecimiento, desarrollo y rendimiento de las plantas. 

Desde el sector aseguran que estas condiciones pueden ser extremas, como sequías, heladas, inundaciones o altas temperaturas, y también pueden incluir la presencia de enfermedades, plagas, prácticas agrícolas deficientes, falta de nutrientes o suelos inadecuados.

Factores como el déficit hídrico, la alta salinidad y las elevadas temperaturas son causas de estrés ambiental que limitan la producción agrícola. El agua es fundamental para la germinación y el desarrollo de los cultivos, mientras que la salinidad puede afectar la viabilidad de las semillas y el crecimiento de las plantas. 

Por su parte, las altas temperaturas pueden provocar cambios en las plantas que afectan negativamente el desarrollo de los frutos. En verano, por ejemplo, los cultivos tienden a verse más influenciados por las variaciones climáticas. 

Al mismo tiempo, las épocas de invierno también influyen de forma directa, al provocar congelamiento o daños por heladas. Estas condiciones afectan negativamente el crecimiento y desarrollo de las plantas, limitando la productividad agrícola. 

Una plantación expuesta a heladas, es decir, a temperaturas inferiores a -0,5 grados por más de una hora, sufre estrés por congelación. Esto se debe a la formación de hielo intracelular y extracelular, que altera la integridad de las células, provocando su muerte al romperse las membranas o paredes celulares y los orgánulos.

Aunque un gran porcentaje de los cultivos en zonas templadas logran adquirir tolerancia a las bajas temperaturas, un fenómeno conocido como aclimatación al frío, las condiciones climáticas extremas pueden afectarlos gravemente, e incluso causar la muerte de estas. 

A esto se suma el avance constante del cambio climático, con episodios de altas temperaturas y sequías severas, como la que Chile experimentó durante más de 13 años. En estos casos, el calor y la falta de agua provocan deshidratación a nivel celular, llevando a la planta a un punto de marchitez permanente.

Además, los expertos en el tema aclaran que los intercambios bruscos de humedad pueden causar el colapso de los haces vasculares y provocar desórdenes fisiológicos que afectan su rendimiento.

La estrategia completa para combatir el estrés en los cultivos

Para combatir el estrés en los cultivos, se sugiere tomar medidas preventivas y correctivas con los recursos disponibles. En primer lugar, hay que seleccionar cultivos y variedades que sean resistentes o tolerantes a las condiciones específicas de estrés presentes en el área. 

A esto se lo debe acompañar con un análisis de suelo para determinar las características y necesidades específicas, lo cual resulta esencial para mejorar la estructura, retención de agua y capacidad de retener nutrientes. En esta línea, se deben enmendar el suelo con materia orgánica, compost o fertilizantes adecuados.

Es importante evitar tanto el riego excesivo como el insuficiente, ya que ambos pueden causar estrés hídrico en los cultivos. Se deben considerar técnicas de riego eficientes, como la del goteo. Solo de esta manera se puede minimizar el desperdicio de agua.

Lo recomendable es implementar prácticas de manejo integrado, como métodos biológicos, cultivos de cobertura, rotación de cultivos y el uso responsable de productos fitosanitarios, ayuda a controlar enfermedades y plagas de acuerdo con las recomendaciones.

Otro punto clave es hacer un análisis de suelo y foliares para determinar deficiencias nutricionales, así podrás aplicar fertilizantes de manera equilibrada y en cantidades adecuadas. 

Además, siempre que sea posible, se debe proteger los cultivos de las condiciones climáticas adversas. Esto puede incluir el uso de invernaderos, túneles de cultivo o coberturas para proteger contra heladas, vientos fuertes o altas temperaturas, así como la utilización de productos que creen una barrera física protectora.

La tecnología también ocupa un rol importante en los cuidados, ya que lo ideal será monitorear de forma regular para detectar cualquier signo temprano de estrés. Esto le permite a los trabajadores tomar medidas rápidas y oportunas para abordar el problema antes de que empeore.

Es importante tener en cuenta que cada cultivo y región puede presentar desafíos y factores de estrés específicos, por lo que es necesario adaptar las prácticas de manejo a las necesidades y condiciones particulares de cada cultivo. 

El rol de los bioestimulantes para controlar el estrés ambiental

Los bioestimulantes son sustancias que, debido a su acción, pueden estimular el crecimiento de las plantas, mejorar la absorción de nutrientes y aumentar los rendimientos, incluso en condiciones de estrés ambiental, independientemente de si contienen elementos nutritivos en su composición. 

En la actualidad, existen diversas categorías específicas, entre las cuales se encuentran los hidrolizados de proteínas, extractos de algas, quitosana, ácidos húmicos y fúlvicos, hongos micorrízicos y bacterias promotoras del crecimiento.

Independiente del caso, cada uno de estos se presentan como un excelente aliado para combatir el estrés en los cultivos, dado que actúan sinérgicamente con otros insumos agrícolas, potenciando sus beneficios.

por Federico Trucco

¿Quién es Federico Trucco? Federico Trucco, nacido en Rosario, Argentina, el 27 de mayo de 1977, es un destacado profesional con una sólida formación en bioquímica, malezoología y patología vegetal, así como en administración de empresas. Su trayectoria se ha centrado en la intersección entre la agricultura y la biotecnología, con más de 15 años de experiencia en el desarrollo de empresas innovadoras en este campo. Tras completar sus estudios universitarios en bioquímica en la Universidad Estatal de Louisiana, Federico continuó su formación con una maestría en malezoología y patología vegetal en la Universidad Estatal de Colorado, seguida de un doctorado en Ciencias de los Cultivos en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Durante su tiempo en Illinois, también adquirió conocimientos en administración de empresas. Su interés por la biotecnología aplicada a la agricultura se ha visto impulsado por su pasión por el avance tecnológico en el sector, así como por su compromiso con la innovación. Este interés lo llevó a unirse a Bioceres, una firma líder en la gestión de proyectos en el ámbito agro-biotecnológico. Desde entonces, ha desempeñado roles clave en la investigación y desarrollo de la empresa, así como en la creación y dirección del centro de biotecnología de Bioceres, conocido como INDEAR. En 2011, fue nombrado CEO de Bioceres, liderando el camino en la expansión y desarrollo de la empresa. Bajo su liderazgo, Bioceres se ha convertido en un referente en América Latina en el campo de la biotecnología agrícola, con una presencia destacada en la Bolsa de Valores de Nueva York. Federico ha sido reconocido por su contribución a la innovación empresarial, recibiendo premios como el Konex a la innovación empresarial y el premio EY Entrepreneur of the Year para Argentina. Además, ha ejercido como presidente de la Cámara Argentina de Biotecnología, demostrando su compromiso con el avance y desarrollo de este campo en su país.