La ingeniería genética genera cada vez más polémica en el mundo, dado que se presenta como una solución para producir alimentos al mundo. El cultivo tradicional está en juego.
Los alimentos transgénicos en respuesta a la superpoblación
El cultivo tradicional se encuentra en alerta en todo el mundo, dado el avance que se nota en la producción de alimentos transgénicos. En detalle, se trata de unos organismos que son modificados en los genes, lo que hace al alimento más resistente a las plagas.
Dentro de la ingeniería genética, el proceso mediante el cual se alteran estos alimentos, despertó fuertes críticas entre los expertos de la agricultura, particularmente por el impacto que podrían tener en el cultivo de las semillas naturales. En otras palabras, en la biodiversidad.
El desarrollo pone en jaque la seguridad alimentaria. En vistas a los próximos años, la Organización de las Naciones Unidas asegura que habrá una población de 9.700 millones de personas en 2050. Por este motivo, la adopción de este tipo de técnicas queda respaldada.
En esta línea, algunos defensores del tema indican que es sumamente necesario acudir a la manipulación alimentaria. Se trata de la única manera de enfrentar el aumento de producción suficiente de comida. Sin embargo, este factor se une a algunos escenarios negativos, tales como la sequía.
Para que las consecuencias no sean tan grandes, las tecnologías capaces de garantizar la disponibilidad de los alimentos se presentan como una gran opción, incluso en situaciones extremas como sequías o catástrofes naturales.
A gran escala, este escenario demuestra que el objetivo se mantiene de todas maneras. La mirada está puesta en recurrir a los alimentos transgénicos para obtener un cultivo más controlado. A su vez, esto permite una producción constante de comida.
Los alimentos transgénicos que fueron más conocidos
En primer lugar, es necesario destacar que la modificación genética de alimentos va más allá de las plantas y semillas. Se puede transferir, mediante la inserción, los genes que provienen de otras especies.
Previo a la comercialización de los productos, se deben aprobar una serie de requisitos que cada gobierno establece junto con organismos internacionales. De esta manera, se pueden evitar agentes cancerígenos y garantizar igualdad en el consumo humano.
Actualmente se observan algunos ejemplos claros de este tipo de cultivos. Uno de ellos, es el caso del maíz Bt, el cual se conoce en el mundo por brindar la posibilidad de alimentar a la población.
Los mexicanos observaron su ingreso al país en 1996 y desde 2001 se hizo presente en algunos sitios en particular, como Oaxaca y Puebla.
A Sudáfrica llegó unos años más tarde, en 1999. El rendimiento fue tan exitoso que aumentó el interés de otras. Por ejemplo, Uganda promulgó la ley de Bioseguridad en 2011 y realizó ensayos para producirlo.
Con la existencia del maíz Bt, el sector notó una reducción en el uso de herbicidas tóxicos y una consolidación en la seguridad alimentaria, sin químicos nocivos de por medio.
Por su parte, el arroz dorado también es reconocido por todos. Se trata de un cultivo en India que se modificó con la intención de aumentar los beneficios de la vitamina A. Así es como buscan contrarrestar su deficiencia, lo cual genera problemas de salud.
En la actualidad, existen varios cultivos transgénicos. Hasta 2019, al menos 17 millones de productores cultivaron 190,4 millones de hectáreas, destacándose principalmente la soja y el maíz.
Los efectos negativos de los alimentos transgénicos
Más allá de los beneficios que aportan estos, desde el sector se notan ciertas preocupaciones y surgen ciertas críticas en base al consumo humano.
Una de las principales incomodidades que surge en torno al tema es la incertidumbre sobre los posibles efectos a lo largo del tiempo, tanto para la salud humana como para el medio ambiente.
La preocupación es tal, que el debate llegó a los altos cargos. Algunos países decidieron tomar medidas nacionales para oponerse ante este fenómeno. En México, por ejemplo, se prohibió la elaboración de alimentos basados en maíz Bt.
El impacto en la diversidad biológica también es un punto en cuestionamiento. Hasta el momento, existe el temor de que los genes modificados lleguen a los animales y generen cambios que no están planificados dentro de los ecosistemas.
En esta línea, las semillas naturales podrían desaparecer, modificando más de 70.000 años de trabajo humano. Una de las variantes que más está en juego es la de maíz.
Pese a este escenario que tiende a ser malo, varios estudios científicos concluyeron que los alimentos modificados en sus genes son seguros para la población. Desde Estados Unidos, los expertos destacaron la protección que emiten los productos que están en el mercado.
A su vez, distintos organismos internacionales tomaron la decisión de exigirles a los países el establecimiento de regulación y controles para producir alimentos transgénicos bajo una responsabilidad absoluta.