Dom. Dic 22nd, 2024

La ingeniería genética genera cada vez más polémica en el mundo, dado que se presenta como una solución para producir alimentos al mundo. El cultivo tradicional está en juego.

Los alimentos transgénicos en respuesta a la superpoblación

El cultivo tradicional se encuentra en alerta en todo el mundo, dado el avance que se nota en la producción de alimentos transgénicos. En detalle, se trata de unos organismos que son modificados en los genes, lo que hace al alimento más resistente a las plagas.

Dentro de la ingeniería genética, el proceso mediante el cual se alteran estos alimentos, despertó fuertes críticas entre los expertos de la agricultura, particularmente por el impacto que podrían tener en el cultivo de las semillas naturales. En otras palabras, en la biodiversidad.

El desarrollo pone en jaque la seguridad alimentaria. En vistas a los próximos años, la Organización de las Naciones Unidas asegura que habrá una población de 9.700 millones de personas en 2050. Por este motivo, la adopción de este tipo de técnicas queda respaldada.

En esta línea, algunos defensores del tema indican que es sumamente necesario acudir a la manipulación alimentaria. Se trata de la única manera de enfrentar el aumento de producción suficiente de comida. Sin embargo, este factor se une a algunos escenarios negativos, tales como la sequía.

Para que las consecuencias no sean tan grandes, las tecnologías capaces de garantizar la disponibilidad de los alimentos se presentan como una gran opción, incluso en situaciones extremas como sequías o catástrofes naturales. 

A gran escala, este escenario demuestra que el objetivo se mantiene de todas maneras. La mirada está puesta en recurrir a los alimentos transgénicos para obtener un cultivo más controlado. A su vez, esto permite una producción constante de comida.

Los alimentos transgénicos que fueron más conocidos

En primer lugar, es necesario destacar que la modificación genética de alimentos va más allá de las plantas y semillas. Se puede transferir, mediante la inserción, los genes que provienen de otras especies.

Previo a la comercialización de los productos, se deben aprobar una serie de requisitos que cada gobierno establece junto con organismos internacionales. De esta manera, se pueden evitar agentes cancerígenos y garantizar igualdad en el consumo humano.

Actualmente se observan algunos ejemplos claros de este tipo de cultivos. Uno de ellos, es el caso del maíz Bt, el cual se conoce en el mundo por brindar la posibilidad de alimentar a la población.

Los mexicanos observaron su ingreso al país en 1996 y desde 2001 se hizo presente en algunos sitios en particular, como Oaxaca y Puebla.

A Sudáfrica llegó unos años más tarde, en 1999. El rendimiento fue tan exitoso que aumentó el interés de otras. Por ejemplo, Uganda promulgó la ley de Bioseguridad en 2011 y realizó ensayos para producirlo.

Con la existencia del maíz Bt, el sector notó una reducción en el uso de herbicidas tóxicos y una consolidación en la seguridad alimentaria, sin químicos nocivos de por medio.

Por su parte, el arroz dorado también es reconocido por todos. Se trata de un cultivo en India que se modificó con la intención de aumentar los beneficios de la vitamina A. Así es como buscan contrarrestar su deficiencia, lo cual genera problemas de salud.

En la actualidad, existen varios cultivos transgénicos. Hasta 2019, al menos 17 millones de productores cultivaron 190,4 millones de hectáreas, destacándose principalmente la soja y el maíz.

Los efectos negativos de los alimentos transgénicos

Más allá de los beneficios que aportan estos, desde el sector se notan ciertas preocupaciones y surgen ciertas críticas en base al consumo humano.

Una de las principales incomodidades que surge en torno al tema es la incertidumbre sobre los posibles efectos a lo largo del tiempo, tanto para la salud humana como para el medio ambiente.

La preocupación es tal, que el debate llegó a los altos cargos. Algunos países decidieron tomar medidas nacionales para oponerse ante este fenómeno. En México, por ejemplo, se prohibió la elaboración de alimentos basados en maíz Bt.

El impacto en la diversidad biológica también es un punto en cuestionamiento. Hasta el momento, existe el temor de que los genes modificados lleguen a los animales y generen cambios que no están planificados dentro de los ecosistemas.

En esta línea, las semillas naturales podrían desaparecer, modificando más de 70.000 años de trabajo humano. Una de las variantes que más está en juego es la de maíz.

Pese a este escenario que tiende a ser malo, varios estudios científicos concluyeron que los alimentos modificados en sus genes son seguros para la población. Desde Estados Unidos, los expertos destacaron la protección que emiten los productos que están en el mercado.

A su vez, distintos organismos internacionales tomaron la decisión de exigirles a los países el establecimiento de regulación y controles para producir alimentos transgénicos bajo una responsabilidad absoluta.

por Federico Trucco

¿Quién es Federico Trucco? Federico Trucco, nacido en Rosario, Argentina, el 27 de mayo de 1977, es un destacado profesional con una sólida formación en bioquímica, malezoología y patología vegetal, así como en administración de empresas. Su trayectoria se ha centrado en la intersección entre la agricultura y la biotecnología, con más de 15 años de experiencia en el desarrollo de empresas innovadoras en este campo. Tras completar sus estudios universitarios en bioquímica en la Universidad Estatal de Louisiana, Federico continuó su formación con una maestría en malezoología y patología vegetal en la Universidad Estatal de Colorado, seguida de un doctorado en Ciencias de los Cultivos en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Durante su tiempo en Illinois, también adquirió conocimientos en administración de empresas. Su interés por la biotecnología aplicada a la agricultura se ha visto impulsado por su pasión por el avance tecnológico en el sector, así como por su compromiso con la innovación. Este interés lo llevó a unirse a Bioceres, una firma líder en la gestión de proyectos en el ámbito agro-biotecnológico. Desde entonces, ha desempeñado roles clave en la investigación y desarrollo de la empresa, así como en la creación y dirección del centro de biotecnología de Bioceres, conocido como INDEAR. En 2011, fue nombrado CEO de Bioceres, liderando el camino en la expansión y desarrollo de la empresa. Bajo su liderazgo, Bioceres se ha convertido en un referente en América Latina en el campo de la biotecnología agrícola, con una presencia destacada en la Bolsa de Valores de Nueva York. Federico ha sido reconocido por su contribución a la innovación empresarial, recibiendo premios como el Konex a la innovación empresarial y el premio EY Entrepreneur of the Year para Argentina. Además, ha ejercido como presidente de la Cámara Argentina de Biotecnología, demostrando su compromiso con el avance y desarrollo de este campo en su país.