La Asociación Argentina de Protección Profesional de Cultivos Extensivos compartió una estrategia de gran utilidad para los agricultores que deseen combatir las plagas de insectos en el campo. Se trata de una iniciativa esencial, de cara al invierno.
Ante la plaga de la chicharrita en Argentina, la Asociación Argentina de Protección Profesional de Cultivos Extensivos (Aappce) reveló una estrategia clave para mitigar los efectos en el campo. Se trata de una serie de recomendaciones esenciales para la próxima campaña del maíz.
Desde la entidad remarcaron la importancia de actuar contra la chicharrita, particularmente a la hora de planificar la siembra. El punto está en mantenerse con cautela, y no tanto en abandonar el trabajo de forma completa.
Aappce destacó la importancia de monitorear las temperaturas mínimas que podrían significar la muerte de la plaga, dada la llegada del invierno. En esta línea, los meteorólogos informaron que este año se prevé una estación más fría que las anteriores, por lo que estos consejos resultan fundamentales.
Asimismo, remarcaron que la solución para erradicar este problema en las siembras es mantener poblaciones de Chicharrita bajas y manejables en los lotes. Solo de esta manera se puede limitar sus vías de supervivencia y sus modos de reproducción.
En este sentido, distintos representantes de la asociación coincidieron en que los productores deberían eliminar de forma continua los nacimientos de maíz gaucho. Al mismo tiempo deberían programar las siembras de nuevos maíces en un lapso de tiempo menor, con el fin de que la plaga tenga menos alimento nutritivo.
En paralelo, recordaron que esta planta suele presentarse como el foco de la enfermedad, por lo cual eliminar el maíz guacho también implica eliminar el puente verde de la afección hacia otros cultivos como el de la soja.
¿Cuál es la mejor tecnología para eliminar a la chicharrita?
Según Aappce, los trabajadores deben contar con una herramienta más efectiva, que les permita medir la dinámica de vuelo de la chicharrita. Esto puede lograrse con la implementación de la Red Nacional de Trampas para el Monitoreo de Chicharrita, que actualmente cuenta con más de cien sitios de muestreo confirmados.
Este proyecto es posible gracias a una alianza estratégica entre Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), CREA, Maizar, la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Se trata de una solución que, según los expertos, es posible por la combinación de herramientas como la innovación genética, el manejo cultural, y el control químico y biológico. Sin embargo, subrayaron que el compromiso de la comunidad y el conocimiento técnico son los principales aliados para enfrentar la incertidumbre.
¿Qué causa la chicharrita en el maíz?
En primer lugar, cabe destacar que es un insecto succionador que tiene una gran capacidad de multiplicación, capaz de transmitir diversas enfermedades virales y bacterianas. Entre ellas se encuentra el Spiroplasma, principal responsable de los daños en los cultivos de maíz.
Desde su aparición en el país, varias provincias del centro y norte del país se vieron afectadas durante esta temporada. De hecho, varios productores perdieron grandes cantidades de dinero por este motivo.
En una primera instancia, las chicharritas suelen manifestarse como clorosis en los bordes de las hojas más jóvenes, seguidos de manchas rojizas o púrpuras, y amarillentas en las hojas más viejas.
Cerca de la floración masculina, se pueden observar plantas con mal desarrollo, macollos o raíces excesivas, lo cual también afecta el número y peso de los granos. Las pérdidas pueden llegar a superar el 70%, según informa la Red de Manejo de Plagas de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid).
Ante estos escenarios, que implican una gran pérdida económica dentro del mercado, se sugiere controlar las plantas de maíz voluntarias, así como también elegir germoplasmas híbridos con mayor tolerancia y evitar el escalonamiento de siembras.
Resulta esencial hacer monitoreos agronómicos para detectar la presencia y evolución de la chicharrita del maíz en los lotes. Esto debe hacerse mediante un manejo integrado de plagas y, si es necesario, evaluar un control químico con fitosanitarios autorizados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).
Por otro lado, se observa que el uso de genotipos tolerantes a la enfermedad es otra de las herramientas efectivas más importantes en la actualidad, dados sus grandes resultados en la integración con otras estrategias de manejo.
En la actualidad, varios ensayos marcaron diferencias en el rendimiento a favor del tolerante, aun cuando el de peor performance era tratado con una secuencia de insecticidas. Se trata de una manera más convencional para reducir el número de insectos en el campo.
En conclusión, la expansión de la chicharrita impone un desafío importante en términos de producción nacional, especialmente en el área de maíz. Se mantiene una incertidumbre respecto a la pérdida que representa, por lo que es importante enfocarse en los rendimientos y en el impacto de la enfermedad.