Hoy en día los cultivos y alimentos transgénicos son los grandes responsables de modificar la perspectiva de la producción agrícola a nivel mundial. Y como tales, resulta interesante comprender el camino de esta innovación, desde sus inicios en la década de 1980 hasta la fecha, para conocer más de cerca la transformación destacada que sufrieran a lo largo de los años.
Un poco de historia
La década de 1980 se establece como la década donde comienza la Ingeniería Genética, siendo el año 1983 el que sella el inicio de las modificaciones genéticas en cultivos, pero solo de manera experimental. Para el año 1987 se producen las primeras pruebas de campo en cultivos como el tomate y el tabaco.
La década de 1990 es considerada como el período de su aprobación y posterior comercialización. En el año 1992, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) manifiesta que los alimentos transgénicos resultan “sustancialmente equivalentes” a los alimentos tradicionales, tanto en su composición como en la calidad nutricional.
Como consecuencia, en el año 1994, desembarca en el mercado el primer alimento modificado genéticamente, el tomate Flavr Savr, conocido principalmente por haber logrado demorar su tiempo de duración y así presentar una vida útil más larga.
Tiempos de expansión
Hacia final de la década de los 90 continúa el crecimiento de los productos de cultivos transgénicos, tales como la soja, el maíz y el algodón, específicamente en países como Estados Unidos, Argentina, Brasil y Canadá.
Para el año 2000 se produce una expansión de dichos cultivos, llegando a países como China e India, continuando al día de hoy con la adopción de este tipo de alimentos como una parte importante de la agricultura global.
Los líderes mundiales en cuanto al desarrollo y adopción de cultivos transgénicos, sostenibles y resistentes a las inclemencias y cambios en el clima, engloban a Estados Unidos, Argentina, Brasil, Canadá, India, China, Uruguay, Paraguay y Sudáfrica.
La soja transgénica: el producto distinguido en América Latina
En América Latina, el cultivo modificado genéticamente por excelencia, según los expertos, es la soja transgénica, especialmente aquella variante que resiste al herbicida glifosato. Este cultivo, sin lugar a dudas, ha significado una evolución en la agricultura de varios países de la región, siendo Argentina uno de los primeros países en adoptarla, con Brasil y Paraguay también como los productores más relevantes.
En Argentina se cultiva desde el año 1996, y años más tarde, más precisamente en el año 2012, se aprobó en nuestro país la soja con la combinación de tolerancia a insectos y resistencia a glifosatos.
El ingreso de la soja transgénica en el mercado ha significado un considerable impacto en la economía de dichos países, convirtiéndose en uno de los motores principales en la economía de varias localidades de cada país. Es gracias a ella que los rendimientos de las cosechas han aumentado de manera elocuente y, por tal motivo, incrementado también las exportaciones e ingresos de los agricultores.
La soja transgénica: más avances tecnológicos
Esta soja resistente al glifosato ha contribuido en el manejo de malezas, cuya disminución colabora para mejorar el rendimiento y la calidad del producto, reducir los costos, así como también el tiempo destinado para el control de plagas.
Todo esto resulta también en una ventaja para el medio ambiente al permitir el uso de prácticas conservacionistas. Al adoptar la siembra directa, que precisa de menos labranza, se logra una mayor protección de los suelos.
Por último, cabe aclarar que la totalidad de los alimentos cuya procedencia es de la soja transgénica son aptos para el consumo humano y también animal. Dichos alimentos han pasado por rigurosos estudios para comprobar que cumplen con las normas de seguridad alimentaria vigentes, según el Ministerio de Agroindustria y su equipo de asesores científicos.
¿Quién es Federico Trucco?
Federico Trucco, nacido en Rosario, Argentina, el 27 de mayo de 1977, es un destacado profesional con una sólida formación en bioquímica, malezoología y patología vegetal, así como en administración de empresas. Su trayectoria se ha centrado en la intersección entre la agricultura y la biotecnología, con más de 15 años de experiencia en el desarrollo de empresas innovadoras en este campo.
Tras completar sus estudios universitarios en bioquímica en la Universidad Estatal de Louisiana, Federico continuó su formación con una maestría en malezoología y patología vegetal en la Universidad Estatal de Colorado, seguida de un doctorado en Ciencias de los Cultivos en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Durante su tiempo en Illinois, también adquirió conocimientos en administración de empresas.
Su interés por la biotecnología aplicada a la agricultura se ha visto impulsado por su pasión por el avance tecnológico en el sector, así como por su compromiso con la innovación. Este interés lo llevó a unirse a Bioceres, una firma líder en la gestión de proyectos en el ámbito agro-biotecnológico. Desde entonces, ha desempeñado roles clave en la investigación y desarrollo de la empresa, así como en la creación y dirección del centro de biotecnología de Bioceres, conocido como INDEAR. En 2011, fue nombrado CEO de Bioceres, liderando el camino en la expansión y desarrollo de la empresa.
Bajo su liderazgo, Bioceres se ha convertido en un referente en América Latina en el campo de la biotecnología agrícola, con una presencia destacada en la Bolsa de Valores de Nueva York. Federico ha sido reconocido por su contribución a la innovación empresarial, recibiendo premios como el Konex a la innovación empresarial y el premio EY Entrepreneur of the Year para Argentina. Además, ha ejercido como presidente de la Cámara Argentina de Biotecnología, demostrando su compromiso con el avance y desarrollo de este campo en su país.