Federico Trucco es un referente en el sector de la biotecnología agrícola, al fundar Bioceres, una empresa destacada en América Latina. Se espera que sus soluciones impacten de forma positiva en el desarrollo de los cultivos del futuro.
El CEO de Bioceres, Federico Trucco, destaca el impacto de la biotecnología en el desarrollo de los cultivos. Su innovación, que varía desde soluciones sustentables hasta semillas modificadas genéticamente como el Trigo HB4, mejorarán ampliamente las condiciones del sector.
En la actualidad, el Grupo Bioceres se consolida como un conjunto de empresas con sede en la ciudad de Rosario y presencia en mercados estratégicos como Estados Unidos, México y África. Su estructura incluye múltiples filiales, entre ellas Rizobacter, y gestiona un portafolio de 200 patentes.
Con cerca de 200 accionistas, la compañía se posicionó como un referente en innovación y desarrollo dentro del sector biotecnológico. En el último ejercicio fiscal, alcanzó una facturación de 150 millones de dólares y proyecta triplicar esa cifra en los próximos años.
El impacto de la empresa es tan significativo que la autorización de sus productos implica decisiones de alto nivel dentro del gobierno nacional, llegando incluso a formar parte de las dinámicas comerciales globales.
Uno de los hitos más relevantes durante la gestión de Federico Trucco fue el desarrollo de la soja transgénica HB4, resistente a la sequía. Aunque obtuvo la aprobación en USA, su comercialización depende de la autorización de China, el mayor comprador mundial de soja.
Con una trayectoria ascendente en el sector biotecnológico y un perfil innovador, Trucco busca que Bioceres trascienda más allá de sus logros comerciales, posicionándola como una empresa clave en la evolución de la biotecnología y los agronegocios a nivel global.
¿Quién es Federico Trucco?
Federico Trucco nació en Rosario, Argentina, en 1977, en el seno de una familia con raíces italianas dedicadas a la agricultura en la región centro sur de Santa Fe. Sus padres, Víctor Trucco y María Cristina Fossaroli, fueron la primera generación universitaria de la familia. Con el paso del tiempo, le transmitieron el interés por el conocimiento y la innovación.
Desde su juventud, Federico mostró atracción por la biotecnología y su potencial para transformar la agricultura, una pasión que compartía con su padre, un referente en la adopción de nuevas tecnologías en el campo. Mientras avanzaba en sus estudios de posgrado, su padre, junto a otros empresarios como Gustavo Grobocopatel y Rogelio Fogante, fundó Bioceres, una empresa enfocada en la gestión de proyectos biotecnológicos aplicados al agro.
Tras obtener su doctorado en Ciencias Agrícolas en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, se incorporó a Bioceres en 2005 como líder de investigación en un proyecto de innovación. Posteriormente, contribuyó a la creación y dirección del centro de biotecnología INDEAR, una incubadora de tecnologías avanzadas. En 2011 asumió el cargo de director ejecutivo de la compañía, convirtiéndose en su primer CEO formal.
Actualmente, la empresa es una de las principales firmas de biotecnología agrícola en América Latina y opera en diversos segmentos tecnológicos. Su filial más importante, BIOX, cotiza en la Bolsa de Nueva York.
Desde marzo de 2019, Federico estuvo al frente. Su trayectoria fue reconocida con varios premios, entre ellos el Konex a la Innovación Empresarial (2008-2018) y el galardón de Emprendedor del Año de EY en Argentina en 2019.
¿Qué es la biotecnología y en qué consiste?
La biotecnología engloba un conjunto de técnicas que emplean células vivas, cultivos de tejidos o moléculas derivadas de organismos, como las enzimas, con el fin de desarrollar o modificar productos, mejorar especies vegetales y animales, o crear microorganismos con aplicaciones específicas.
Estos procesos tecnológicos están vinculados a los organismos vivos y a su funcionamiento biológico, incluyendo la fermentación de ciertos productos, la aplicación de enzimas en procesos industriales y la producción de proteínas recombinantes. Su desarrollo se basa en el conocimiento de la biología molecular y la genética, ofreciendo herramientas clave para la agricultura, la pesca, la silvicultura y la industria alimentaria de manera sostenible.
Cuando se combina con otras tecnologías de producción de alimentos y productos agrícolas, esta se convierte en una herramienta fundamental para responder a las necesidades de una población en crecimiento.
La biotecnología moderna, a través de la ingeniería genética y el uso de organismos vivos, permite la obtención de bienes y servicios, aplicándose en la mejora de cultivos, microorganismos y especies pecuarias. Esto beneficia a los productores agropecuarios, consumidores, la industria, la salud humana y animal, y el medioambiente.
Los avances en ciencia y tecnología, en particular en este sector, generan nuevas oportunidades para transformar el agro argentino. La innovación y el conocimiento facilitan el desarrollo de modelos productivos diversificados y sostenibles, con el objetivo de optimizar la producción agropecuaria, reducir costos, hacer un uso más eficiente de los recursos y fomentar la resiliencia frente al cambio climático. Además, contribuyen a garantizar una mayor disponibilidad de alimentos seguros, inocuos y de alta calidad.