La industria de los alimentos podría verse fuertemente beneficiada ante el desarrollo de una granja submarina. Se trata de un proyecto de acuicultura que está llevando a cabo un pescador, con el objetivo de beneficiar al sector.
Bren Smith es un pescador que lleva a cabo un novedoso invento marino, fruto de 15 años de investigación. Se trata de una granja submarina que, con el tamaño del estado de Washington, podría alimentar al mundo entero.
Smith se alzó al hombro el desarrollo de la industria alimentaria, capaz de cumplir con las exigencias del mercado y con las crecientes demandas de la población. Con el fin de producir una cantidad suficiente de alimento, apostó por la acuicultura multitrófica integrada, también conocida como cultivación marítima 3D.
El profesional se encuentra trabajando en uno de los sistemas más insostenibles al servicio de una comida de ínfima calidad. Los expertos en el sector coinciden que la humanidad se triplicará para 2050, por lo que este tipo de iniciativas es esencial para acompañar el futuro escenario.
Fuera de la cuestión terminológica, la revista Time considera que el desarrollo de Bren Smith es uno de los 25 mejores inventos de 2017. Resulta que muchos de los agricultores consideran que las granjas convencionales decepcionan muchas veces en términos de superficie.
Para él, el océano debería ser un lugar salvaje e impoluto. En las profundidades, se encuentra todo un rancho oceánico del tamaño de 10 campos de fútbol, productivo, sostenible y provechoso para el hábitat marino que lo habita.
El proyecto de Bren Smith puesto en la realidad
El inventor reconoce haberse llevado por delante los ecosistemas que se encuentran en el mar. Cuenta que trabajó en un punto álgido de la industrialización de los océanos, por lo que lleva muchas culpas a cuestas.
Cada temporada, la tecnología mejoraba para extraer menos peces de las profundidades, y él lo veía de primera mano. Como joven pescador, se encontraba atrapado en un ciclo destructivo: capturar peces solo para desechar toneladas de ellos de nuevo al mar, mientras que la mayoría de los frutos de su trabajo terminaban en cadenas de comida rápida.
Era una realidad desalentadora para él, ya que notaba una industria insostenible al servicio de una comida de calidad cuestionable.
El colapso de la pesca de bacalao en Nueva Inglaterra lo dejó sin rumbo, pero también abrió una puerta hacia nuevas oportunidades. La acuicultura emergió como una alternativa, pero los huracanes Irene y Sandy devastaron sus cultivos de ostras, llevándolo a la bancarrota. Esta experiencia traumática lo forzó a reconsiderar su enfoque.
Con tres objetivos claros en mente, se propuso un nuevo camino: producir alimentos de calidad local, reinventar el papel del pescador como un protector del ecosistema y establecer una economía marina más sostenible.
Tras numerosos intentos y errores, Bren Smith finalmente desarrolló un sistema biológico integral que marcó el comienzo de una nueva era en la acuicultura. Sus nuevos aliados fueron el sol y el mar. Con estos dos elementos naturales, la velocidad de crecimiento de los cultivos fue además más rápida.
El diseño resultante fue un sistema de estructuras metálicas fijas en los lechos marinos, diseñadas para resistir los efectos propios de las tormentas más severas.
Colgando de líneas submarinas, cultivó algas kelp, mientras que entre ellas se entrelazaron redes que tenían vieiras y mejillones, por ejemplo. En el lecho marino, varias jaulas protegían además ostras y almejas.
Este enfoque contrasta con la obsesión de la industria por producir un solo alimento en un solo lugar. En este caso, se gestionan cuatro tipos de crustáceos y un tipo de alga, además de la recolección de sal.
Esta diversificación permite mitigar los impactos de posibles fallas en un producto durante una temporada, garantizando así la estabilidad del sistema.
Las inesperadas ventajas de las granjas submarinas de Bren Smith
La granja marina es un ejemplo sorprendente de eficiencia y sostenibilidad. Producir comida, biodiésel y otros productos sin desperdiciar agua ni recurrir a productos químicos es un logro notable.
Además, lo novedoso se centra en que todo el proceso de elaboración se alimenta del sol y el océano, con un crecimiento de cultivos excepcionalmente rápido.
Pero las ventajas no se detienen ahí. Las ostras, por ejemplo, purifican grandes cantidades de agua de forma diaria, ayudando a combatir el exceso de nitrógeno, una causa importante de la contaminación en los océanos.
Además, las granjas debajo del agua atraen a una variedad de vida marina, proporcionando un hábitat para numerosas especies. El kelp, por su parte, actúa como un poderoso absorbente de dióxido de carbono, contribuyendo a mitigar el cambio climático.
Este proyecto va más allá de la producción. Al ser libre de derechos y patentes, permite que cualquier individuo con recursos mínimos pueda establecer su propia granja marina. Según Smith, incluso en pequeña escala, estas granjas pueden generar empleo, lo que beneficia tanto a la comunidad como al medio ambiente.