El uso de los pesticidas juega un rol importante en la producción agrícola. En muchos casos, su aplicación genera dudas sobre la calidad de los alimentos, particularmente en la población que elige productos naturales.
En la agricultura moderna, impulsada por la necesidad de alimentar a una población creciente, surge un dilema crucial: el uso desmedido de pesticidas y sus repercusiones. Aunque estos compuestos químicos han aumentado la productividad y reducido las pérdidas de cultivos a lo largo del tiempo, también han generado diversos problemas ambientales y de salud.
En primer lugar, el impacto en la salud humana es motivo de gran preocupación. La exposición prolongada a pesticidas se ha asociado con enfermedades como el cáncer, trastornos neurológicos y desequilibrios hormonales. Sin embargo, aún persisten incertidumbres sobre muchos de los efectos de estos productos químicos sintéticos utilizados en la agricultura.
Los pesticidas, una combinación de sustancias destinadas a controlar, destruir o prevenir plagas en los cultivos, juegan un papel crucial en la protección de las plantas durante la producción agrícola. Pueden ser de origen natural, orgánico o sintético, y se presentan en diversas formas, como polvos, pastas, ceras, jabones, aceites, líquidos e incluso en preparaciones caseras.
Los insecticidas, el tipo más común de pesticidas, están diseñados para combatir insectos dañinos que afectan los cultivos. Existen varios tipos de insecticidas, como organofosforados, piretroides, neonicotinoides y reguladores del crecimiento de insectos, cada uno dirigido a diferentes tipos de insectos.
Dado el potencial daño que pueden causar si se usan incorrectamente, los pesticidas están estrictamente regulados. Existen normativas y restricciones internacionales para su uso, como las establecidas en el Convenio de Róterdam.
¿Cuál es el principal problema de usar pesticidas en el suelo?
En primer lugar, cabe aclarar que tanto los agricultores como la comunidad rural son los principales acusados por la sociedad. El motivo es porque la sociedad no avala este tipo de agricultura, probablemente dañina contra el medio ambiente y todo lo que le rodea.
Además, se pone sobre la mesa el daño que causa en la biodiversidad, la cual sufre un golpe significativo. Los pesticidas no distinguen entre plagas y especies beneficiosas, o al menos, no lo hacían. En la actualidad, gracias a la innovación constante los pesticidas actuales, al menos se basan en la concienciación global anti contaminación y pro biodiversidad.
Un claro ejemplo es la disminución importante de polinizadores, como las abejas, que surge a partir de un uso indiscriminado de productos químicos. Al mismo tiempo hay una gran contaminación de los suelos y del agua.
Por estos motivos, el debate gira en torno en términos de salud pública y medio ambiente. El desequilibrio que se produce es amplio, y plantea desafíos a largo plazo para la sociedad.
El rol de la agricultura ecológica para disminuir el uso de los pesticidas
Si bien la agricultura ecológica u orgánica representa una alternativa, aún no está completamente equipada para satisfacer las demandas de una población que crece de forma constante.
El planteo se encuentra dividido, ya que aún hay profesionales que promueven el uso de pesticidas. Los defensores de la práctica convencional sostienen que son esenciales para garantizar los rendimientos adecuados y precios accesibles para los consumidores.
En contraposición, los partidarios de la agricultura orgánica apoyan los métodos que minimizan o eliminan por completo el uso de productos químicos. La tecnología, como los cultivos genéticamente modificados y los biopesticidas, ofrece soluciones innovadoras, aunque las preocupaciones sobre la seguridad y la resistencia de las plagas siguen siendo significativas.
La regulación por parte de los gobiernos también es un aspecto crucial, con algunos países implementando restricciones más estrictas, hay otros que adoptan un enfoque más permisivo, priorizando la producción a corto plazo.
En esta línea, los consumidores también tienen un papel importante al respaldar prácticas agrícolas que respeten la salud humana y el medio ambiente.
Ante todos estos actores sociales, la última instancia entonces dependerá de la capacidad que tenga la sociedad de encontrar soluciones equitativas, sostenibles y rentables. Solo de esta manera se podrá equilibrar la necesidad de alimentar a una población en crecimiento, sin descuidar la responsabilidad global de preservar la salud humana y el medio ambiente.
En conclusión, se necesitará llevar a cabo un uso correcto de los pesticidas, así también una gestión integral. Al cumplir con las exigencias del mercado, pero también con el respeto hacia el medio ambiente, se podrá garantizar la protección de los cultivos y promover la agricultura sostenible.
Al mismo tiempo se deben comprender los distintos tipos de pesticidas que existen y son aptos, los cuales van desde insecticidas hasta nematicidas. Estos mismos se deben aplicar de manera responsable; los agricultores pueden controlar así las plagas y enfermedades que ponen en riesgo sus cosechas, al tiempo que también se mueven dentro de los parámetros sostenibles.