Dom. Dic 22nd, 2024

La industria de los alimentos asegura que las modificaciones genéticas no suponen un riesgo para la salud de los consumidores. En esta línea, las frutas son una de las opciones más saludables para mejorar el bienestar personal.

La industria de los alimentos genera desde hace tiempo un fuerte debate sobre la adopción de la modificación genética. Hasta el día de hoy existen varios enfrentamientos respecto a sus aspectos positivos y negativos. En esta línea, las frutas se destacan como una de las opciones más saludables en el mercado.

En detalle, el sector puso sobre la mesa una discusión sobre los genes que son modificados para obtener alimentos más atractivos, duraderos y destacados. Estos son el resultado de un procedimiento tecnológico que permite obtener el producto que uno desea. 

Entre los productos que se encuentran a la venta, las frutas modificadas no producen un verdadero riesgo para la salud, como sí puede ocurrir con el resto de las alternativas. Si bien algunos consumidores reportaron de forma esporádica algunas alergias, la realidad es que no hay signos de enfermedades ni afecciones.

En detalle, no se encontraron evidencias que indiquen efectos negativos por parte de los alimentos modificados. En cuanto a las alergias, estas no son exclusivas de estas comidas, ya que también pueden ocurrir con otros alimentos que contienen trazas o componentes de los 14 alérgenos alimentarios reconocidos. 

Por ejemplo, las personas pueden ser alérgicas a los maní, frutos secos, leche, apio, huevos, mostaza, entre otros, sin que estos alimentos sean alterados en los genes.

¿Qué son los alimentos transgénicos?

Los organismos modificados genéticamente son aquellos cuyo material genético fue alterado de manera deliberada en un laboratorio. Esta modificación no podría lograrse mediante métodos tradicionales como los injertos o las hibridaciones. 

Su propósito principal recae en dotar a los cultivos de características que los hagan más resistentes a diversos tipos de estrés, como plagas de insectos, la acción de herbicidas o la sequía. 

Para lograrlo, se identifica el gen responsable de la característica deseada en un organismo y se añade quirúrgicamente al alimento, convirtiéndolo así en un alimento transgénico.

Gracias a la biotecnología, se puede obtener alimentos a partir de animales o plantas modificados genéticamente que poseen ventajas como resistencia a plagas (como el maíz), crecimiento más rápido (como los salmones), mayor durabilidad sin oxidarse (como las patatas) o características organolépticas y dietéticas adicionales (como en la piña, el aceite o la cerveza).

Los debates sobre los alimentos transgénicos: ¿son buenos o malos?

Después de largas discusiones sobre los posibles riesgos de los alimentos genéticamente modificados, un informe elaborado por varios científicos de Estados Unidos concluyó que no hay evidencia alguna de que estos cultivos sean perjudiciales para la salud o el medio ambiente.

El informe que llevó adelante la Academia Nacional de Ciencia, Ingeniería y Medicina, el principal organismo asesor en temas científicos en USA, también destacó que las nuevas tecnologías borraron en cierta medida las diferencias entre los cultivos transgénicos y los tradicionales.

A pesar de esto, algunos activistas ambientales cuestionaron los resultados, argumentando posibles conflictos de interés que se producen entre la población y las empresas agrícolas que producen semillas transgénicas.

Los expertos revisaron 20 años de literatura científica, incluyendo unas 900 publicaciones, así como comentarios de científicos, ingenieros y activistas en varios congresos, además de más de cientos de comentarios en el sitio web de la institución sobre los efectos de los cultivos alterados de maíz, soja y algodón.

En detalle, el profesor Fred Gould -jefe del comité investigador- explicó que se sumergieron en la literatura científica para obtener una nueva perspectiva sobre los datos sobre ambos tipos de cosechas.

Después de una exhaustiva búsqueda para determinar los posibles daños para el bienestar, los expertos no encontraron ninguna evidencia de que los transgénicos sean los culpables de las enfermedades de los consumidores.

Si bien los expertos reconocen que aún no se investigó a largo plazo sobre los efectos en la salud, los datos disponibles no muestran asociaciones entre la comida modificada y las enfermedades crónicas.

En cuanto al medio ambiente, tampoco se encontraron pruebas de que estos afecten de forma negativa a las especies silvestres o al ecosistema. De hecho, sugirieron que los alimentos modificados podrían tener un papel positivo en el cambio climático.

Sin embargo, el comité de profesionales destacó la necesidad de hacer más estudios en el sector, bajo el objetivo de comprender de una mejor manera los posibles usos de la tecnología y la seguridad de cultivos específicos.

En tanto, los expertos concluyeron que la soja, el algodón y el maíz genéticamente modificados tienen resultados económicos favorables para los productores. No obstante, señalaron la necesidad de abordar la situación en muchos de los lugares donde se lleva a cabo este tipo de cultivos.

por Federico Trucco

¿Quién es Federico Trucco? Federico Trucco, nacido en Rosario, Argentina, el 27 de mayo de 1977, es un destacado profesional con una sólida formación en bioquímica, malezoología y patología vegetal, así como en administración de empresas. Su trayectoria se ha centrado en la intersección entre la agricultura y la biotecnología, con más de 15 años de experiencia en el desarrollo de empresas innovadoras en este campo. Tras completar sus estudios universitarios en bioquímica en la Universidad Estatal de Louisiana, Federico continuó su formación con una maestría en malezoología y patología vegetal en la Universidad Estatal de Colorado, seguida de un doctorado en Ciencias de los Cultivos en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Durante su tiempo en Illinois, también adquirió conocimientos en administración de empresas. Su interés por la biotecnología aplicada a la agricultura se ha visto impulsado por su pasión por el avance tecnológico en el sector, así como por su compromiso con la innovación. Este interés lo llevó a unirse a Bioceres, una firma líder en la gestión de proyectos en el ámbito agro-biotecnológico. Desde entonces, ha desempeñado roles clave en la investigación y desarrollo de la empresa, así como en la creación y dirección del centro de biotecnología de Bioceres, conocido como INDEAR. En 2011, fue nombrado CEO de Bioceres, liderando el camino en la expansión y desarrollo de la empresa. Bajo su liderazgo, Bioceres se ha convertido en un referente en América Latina en el campo de la biotecnología agrícola, con una presencia destacada en la Bolsa de Valores de Nueva York. Federico ha sido reconocido por su contribución a la innovación empresarial, recibiendo premios como el Konex a la innovación empresarial y el premio EY Entrepreneur of the Year para Argentina. Además, ha ejercido como presidente de la Cámara Argentina de Biotecnología, demostrando su compromiso con el avance y desarrollo de este campo en su país.