Los modos de alimentarse están cambiando de una forma abrupta ante el avance de la tecnología y la conciencia ambiental. En esta línea, los insectos se presentan como una gran alternativa sostenible.
La industria alimentaria marca una fuerte tendencia con la incorporación de insectos como aditivo. Más de dos mil millones de personas en 130 países los incorporan en su dieta diaria, por lo que se presenta como una alternativa interesante a la tradicional combinación de carne y vegetales.
Desde el sector aseguran que este nuevo escenario también representa una solución para hacer que el sistema de producción de alimentos sea más sostenible a nivel global.
Cuando se considera la posibilidad de tomar a los insectos como parte de las dietas futuras, el aspecto ambiental juega un papel importante. Resulta que los actuales sistemas de producción de alimentos están causando un impacto considerable en el planeta.
Entre otros problemas, la tradicional industria de alimentos contribuye significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero y al deterioro y contaminación de los suelos.
Ante estos motivos, se asegura que la cría de insectos promueve un sistema de producción más sostenible. Por ejemplo, se necesita solo el 1% de la superficie de tierras agrícolas en comparación con la producción de la misma cantidad de proteína animal.
El consumo de agua se reduce en un 25%, sin requerir el uso de antibióticos. Cabe destacar que el uso excesivo de este recurso natural puede tener graves consecuencias ambientales, como la pérdida de la biodiversidad.
Además, los insectos requieren una cantidad mínima de alimento para crecer. La FAO indica que pueden convertir dos kilogramos de alimento en un kilogramo de masa corporal, en comparación con los ocho kilogramos necesarios para el ganado.
Por último, pueden ser criados utilizando residuos biológicos y restos de alimentos. Esto quiere decir que pueden alimentarse y desarrollarse a partir de materia orgánica, que de otra manera podría ser desechada.
¿Qué tipos de insectos se comen en el mundo?
La FAO estima que en la actualidad se consumen más de 1.900 especies de insectos. Entre las más comunes se encuentran los escarabajos, las orugas, las abejas y avispas, las hormigas, los saltamontes, las langostas y los grillos.
Esta amplia variedad de insectos comestibles no solo aporta diversidad nutricional a la dieta, sino que también ofrece una gama de sabores, texturas y oportunidades culinarias.
Quienes saben de gastronomía aseguran que se los puede agregar en una amplia variedad de platos, desde aperitivos hasta platos principales, adaptándose a diversas culturas y preferencias gastronómicas.
Los aportes nutricionales de los insectos comestibles
La práctica de consumir insectos lleva el nombre específico de entomofagia. Esta misma se lleva a cabo en numerosas regiones de América Latina, África y Asia, La búsqueda de un sistema de producción de alimentos más eficiente y sostenible despertó interés en otras partes del mundo, como Europa y Estados Unidos.
Según Jordi Calbet Tarrago, CEO de Iberinsect, se debe aumentar significativamente la capacidad de producción de proteínas, produciendo más con menos y reduciendo nuestro impacto ambiental. Se trata de la única manera de abastecer al planeta en el futuro.
Es por esto que la producción de insectos se presenta como una solución para alimentar a una población que se mantiene en constante crecimiento, y combatir la hambruna y la malnutrición a nivel global.
La FAO destaca que estos animales son una valiosa fuente de proteínas, grasas y minerales, siendo ricos en fibra y micronutrientes esenciales como cobre, hierro, magnesio, fósforo, manganeso, selenio y zinc, lo que los convierte en una opción viable para abordar la desnutrición.
Además de ser consumidos directamente por los humanos, los insectos también pueden ser utilizados como alimento para animales, una opción que según la FAO será cada vez más común en los próximos años.
Los integrantes de la organización dejan en claro que para mejorar la sostenibilidad, no es necesario consumir insectos de forma directa. Se los puede incorporar en cadenas de valor existentes, como la alimentación de animales de compañía, la acuicultura o la avicultura.
De esta manera, se reduciría la dependencia de las importaciones y promovería la sostenibilidad ambiental. Además, esta integración en el mercado respaldaría el sector de los insectos y facilitaría su industrialización.
En resumen, la entomofagia surge como una alternativa prometedora para afrontar los desafíos alimentarios globales, ofreciendo una solución sostenible y eficiente para alimentar a la población.
A medida que la conciencia sobre los beneficios nutricionales y ambientales de los insectos continúa creciendo, es probable que su integración en las dietas diarias y en la cadena alimentaria en general se convierta en una tendencia cada vez más común y aceptada.