El fenómeno climático tiende a poner en alerta a la industria alimentaria, dados los difíciles escenarios que se presentan en el mundo. En particular, en las sociedades más vulnerables.
El fenómeno El Niño alteró gravemente el nivel de precipitaciones a nivel global durante el 2023. La industria de los alimentos se vio impactada, al ver las cosechas dañadas.
En detalle, los rendimientos de los cultivos estuvieron afectados por la poca caída de agua que hubo el año pasado. Este escenario hizo que millones de personas se vean imposibilitadas para comer. Además, demuestra la importancia que ocupan las buenas condiciones climáticas en el sector.
El escenario se produce cuando hace mucho calor, hay humedad y una sequía que se mantiene por bastante tiempo. Dicha situación solo favorece a la generación de hongos, bacterias e insectos.
La combinación de alteraciones climáticas y la presencia de plagas disminuye el rendimiento del sector, ya que se dañan las cosechas y se reduce la cantidad de los alimentos disponibles.
De esta manera, los agricultores afrontan un gran desafío, más aún cuando trabajan en un lugar donde se sustentan del agua de lluvia y no del riego artificial.
El impacto de El Niño en los cultivos del mundo
En primer lugar, cabe destacar que El Niño es un fenómeno climático que se da de forma natural por el aumento de la temperatura que registra la superficie del mar en el Océano Pacífico.
Básicamente se trata de un calentamiento que se presenta en la superficie de forma cíclica, lo cual altera la circulación en la atmósfera de tal manera que cambian los patrones globales de precipitación.
Los impactos negativos suelen desarrollarse mayormente en África, así como también en algunos países de América Latina.
Durante los últimos años, estas zonas notaron una menor caída de agua que lo normal y temperaturas superiores a la media durante los principales meses de la temporada de cultivos.
Es importante decir que la magnitud de los efectos sobre las precipitaciones varía de un episodio a otro, dependiendo principalmente de las anomalías específicas en la temperatura de la superficie del mar y el comportamiento atmosférico.
En Argentina, la falta de lluvias provocó una fuerte consecuencia en los cultivos de soja, los cuales también estuvieron afectados por la ola de calor. En Brasil, las alertas rigieron en el trigo y el maíz.
Los incendios registrados en 2023 no fueron de gran ayuda en Colombia y Chile, por lo que el impacto en la biodiversidad fue peor. El suelo árido y las altas temperaturas se agravaron notablemente.
En ambos territorios, los efectos de El Niño se asociaron a un deterioro en la calidad de algunos productos, como la acelga, el apio, la coliflor y el cilantro.
En Perú, el bajo nivel de lluvias y la sequía podría afectar la producción de cultivos de la cebolla y el café, por ejemplo.
En Venezuela, la producción de frijoles, café, arroz y maíz podría verse afectada por el fenómeno, teniendo un especial impacto hasta mayo inclusive.
En el caso de Ecuador, se prevé que el maíz y el arroz queden afectados de forma completa. Esto arruinaría casi el total de la producción anual.
Los impactos de la sequía y las altas temperaturas también impactan de lleno en los precios de los alimentos y el agua, dado que las economías que dependen de las materias primas no pueden desarrollarse de la misma manera.
En la mayor parte de los casos, las pérdidas en la producción alimentaria generan aumentos en los precios del transporte y suministro. Por este motivo, el consumidor final suele afrontar costos más altos en este tipo de situaciones.
El alarma en la seguridad alimentaria
Los grupos sociales que se encuentran vulnerables son quienes más sufren los fenómenos climáticos como El Niño, ya que estos aumentan la presión sobre los sistemas agroalimentarios. Una menor producción implica que menos personas puedan sustentarse como corresponde.
A su vez, se nota un limitado crecimiento económico y altas tasas de inflación, lo que repercute de forma considerable en el precio de las comidas y de los insumos productivos.
Cada una de estas variables lleva a una limitación a la hora de comprar, ya que las personas tienden a elegir opciones más baratas, pero menos nutritivas. Por lo tanto, la calidad de vida nutricional también puede verse afectada.
Las autoridades del sector se unieron para pedir por un refuerzo en las acciones globales que permitan reducir las potenciales crisis humanitarias. El objetivo está puesto en proteger la agricultura y la seguridad alimentaria de la población.
En Estados Unidos, se impulsó la participación a un programa que busca abordar el impacto de El Niño, bajo el apoyo de los gobiernos y otros actores humanitarios. De esta manera, pretenden promover la prevención y la reducción del riesgo.