Dom. Dic 22nd, 2024

La cosecha de maní terminó, y la producción final estimada fue casi el doble en comparación con la campaña anterior. Esto refleja un excelente panorama dentro del sector que, durante el último tiempo, se vio fuertemente afectado por las extremas temperaturas.

Ante la finalización de la cosecha de maní en Argentina, la Bolsa de Cereales de la provincia de Córdoba determinó que la última producción del ciclo 2023-24 resultó ser casi el doble que la de la campaña precedente. Este escenario es sumamente positivo, dadas las consecuencias que ocasiona la sequía. 

Respecto a los cultivos estivales, el maní fue el menos afectado por las extremas temperaturas que trajeron las olas de calor al país. En tanto, el territorio cordobés continúa liderando entre las provincias productoras de esta planta.

Según informaron desde la organización agroindustrial argentina, se generaron 756.500 toneladas de grano, lo que representa un aumento del 90% en comparación con la campaña 2022-2023 y un 23% por encima del promedio.

Las autoridades indicaron que se cosecharon 272.500 hectáreas, lo que representa un incremento del 12% en comparación con la campaña anterior, aunque es un 4% inferior al promedio histórico. Se espera que este crecimiento continúe desarrollándose en los próximos años, pese al avance del cambio climático.

Respecto a su rendimiento, el promedio alcanzó 41.3 quintales por hectárea, lo que representa un aumento del 76% respecto al ciclo anterior y un 28% por encima del promedio histórico.

Estos datos, que fueron difundidos por la entidad de referentes zonales, determinaron que el maní fue el cultivo estival que menos sufrió los efectos de la sequía, posiblemente gracias a lluvias esporádicas que llegaron en momentos clave para la oleaginosa. 

Sin embargo, tras un nuevo análisis de superficie basado en imágenes satelitales, se determinó que en esta campaña se sembraron 276.000 hectáreas en la provincia, lo que representa un 6% menos que la media.

¿Cuándo se cosecha el maní en Argentina?

La siembra de maní debe comenzar aproximadamente en octubre, durante la primavera en Argentina. Es importante plantar la semilla cuando la temperatura del suelo alcanza los 10 grados centígrados a una profundidad de 10 centímetros. La planta de maní tarda alrededor de 140 días en madurar.

El maní, una legumbre que se cosecha en otoño, requiere entre 120 y 140 días para dar sus frutos, siempre que no se enfrente a heladas durante su desarrollo. Aunque es posible cultivarlo en climas fríos, es preferible hacerlo en climas más cálidos, ya que esto aumenta las probabilidades de obtener una buena cosecha.

Los últimos relevamientos en el sector arrojaron que la provincia de Córdoba concentra el 75,08% de la superficie cultivada con maní en el país. Junto con Buenos Aires y San Luis, estas tres provincias abarcan el 91,73% del total de la superficie sembrada, lo que demuestra una alta concentración y especialización de los productores en estas regiones.

¿Cómo es la cosecha de maní?

En primer lugar, cabe destacar que la alta calidad del maní producido en Argentina no es resultado del azar, sino de prácticas agrícolas gestionadas de forma cuidadosa para mantener elevados los estándares. De esta manera, se logra un posicionamiento competitivo dentro del mercado.

En detalle, se usa una mínima cantidad de fertilizantes y agroquímicos, y se implementa la rotación de cultivos para preservar la salud del suelo. Esta práctica, que incluye soja, pasturas y maíz, es esencial para mantener altos rendimientos y evitar problemas sanitarios.

Por otro lado, la técnica de siembra directa -ampliamente utilizada en el cultivo de maní- es totalmente beneficiosa, ya que ayuda a conservar la fertilidad de las tierras. Además, controla las plagas sin dañar los microorganismos que son buenos y enriquece el suelo con nitrógeno

Si bien alrededor del 40% del maní en Argentina se siembra de esta manera, lo cierto es que su uso va en aumento. Esto se debe a los distintos beneficios que ofrece.

La cosecha, en este caso, se divide en dos etapas principales: el arrancado y el descapotado. El arrancado, que marca el inicio de la cosecha, debe realizarse a una velocidad adecuada para ser óptimo. 

Existen estudios que sugieren ventajas tanto en un arrancado temprano como en uno más retrasado, dependiendo de factores que pueden influir en el rendimiento.

El descapotado es el paso final y crucial de la cosecha, ya que durante este proceso se pueden generar pérdidas tanto en la calidad como en la cantidad del maní recolectado. La calidad del maní se ve influida por el secado, que puede ser natural o artificial. 

Es importante destacar que el secado artificial aporta ciertas ventajas adicionales, mientras que el secado natural requiere que el productor esté atento para evitar la pérdida de calidad.

Por último, se recomienda hacer el descapotado cuando el maní tiene entre un 18% y 22% de humedad si se va a utilizar secado artificial. En caso de optar por un secado natural, es aconsejable realizarlo cuando la humedad esté cerca del 15% como máximo.

por Federico Trucco

¿Quién es Federico Trucco? Federico Trucco, nacido en Rosario, Argentina, el 27 de mayo de 1977, es un destacado profesional con una sólida formación en bioquímica, malezoología y patología vegetal, así como en administración de empresas. Su trayectoria se ha centrado en la intersección entre la agricultura y la biotecnología, con más de 15 años de experiencia en el desarrollo de empresas innovadoras en este campo. Tras completar sus estudios universitarios en bioquímica en la Universidad Estatal de Louisiana, Federico continuó su formación con una maestría en malezoología y patología vegetal en la Universidad Estatal de Colorado, seguida de un doctorado en Ciencias de los Cultivos en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Durante su tiempo en Illinois, también adquirió conocimientos en administración de empresas. Su interés por la biotecnología aplicada a la agricultura se ha visto impulsado por su pasión por el avance tecnológico en el sector, así como por su compromiso con la innovación. Este interés lo llevó a unirse a Bioceres, una firma líder en la gestión de proyectos en el ámbito agro-biotecnológico. Desde entonces, ha desempeñado roles clave en la investigación y desarrollo de la empresa, así como en la creación y dirección del centro de biotecnología de Bioceres, conocido como INDEAR. En 2011, fue nombrado CEO de Bioceres, liderando el camino en la expansión y desarrollo de la empresa. Bajo su liderazgo, Bioceres se ha convertido en un referente en América Latina en el campo de la biotecnología agrícola, con una presencia destacada en la Bolsa de Valores de Nueva York. Federico ha sido reconocido por su contribución a la innovación empresarial, recibiendo premios como el Konex a la innovación empresarial y el premio EY Entrepreneur of the Year para Argentina. Además, ha ejercido como presidente de la Cámara Argentina de Biotecnología, demostrando su compromiso con el avance y desarrollo de este campo en su país.