México marcó un antes y un después en la historia del país, al promover una ley que prohíbe la venta del maíz transgénico. El Gobierno se propuso cuidar la salud de sus ciudadanos.
El fin de las tortillas contaminadas
Marina Valadez, la diputada mexicana del partido político de Morena, presentó una propuesta legislativa para implementar el etiquetado frontal en los alimentos transgénicos que se venden en los supermercados.
En detalle, Valadez buscó modificar un artículo de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, con el fin de crear consumidores cada vez más conscientes e informados.
Esta propuesta, que recientemente fue aprobada a través de un decreto nacional, se produjo después de que el Gobierno cambiara la Norma Oficial Mexicana 187. Se trata de una normativa que prohíbe el uso de maíz con genes modificados en la producción de tortillas.
Por lo tanto, varias empresas tomaron la decisión de ponerse en contra de la iniciativa del Estado, ya que consideran que podría desatarse un efecto negativo en el comercio internacional.
Transgénicos en México: ¿qué hay detrás de la ley vigente?
Tras un debate entre diputados y senadores, el Gobierno oficializó la prohibición del uso del maíz transgénico en la producción de masa y tortillas.
Bajo el objetivo de mantener una población sana, tener un medio ambiente agradable y ser autosuficiente en cuanto a la elaboración de alimentos, se creó dicho decreto.
A partir de ahora, las grandes autoridades tendrán la tarea de informar de forma detallada las sustancias químicas y los agroquímicos que se utilizan, lo cual hace al plato más adictivo de lo normal.
Es importante resaltar que el nuevo respaldo legislativo no afecta a las importaciones ni al comercio en general, dado que México cuenta con una suficiente producción de maíz blanco libre de transgénicos.
Tal como se conoce la ley hoy en día, se establece una prohibición estricta en los químicos que están presentes en el maíz. No están sujetas a la regulación el resto de las materias primas.
Por este motivo, se creó una categoría dentro de la ley que está dedicada a la alimentación humana. Esto evitará la confusión sobre su uso. Actualmente se usa el maíz, tanto para los animales como para la población.
El maíz genéticamente modificado, por ejemplo, es de uso industrial y corresponde para la alimentación humana.
Otra de las modificaciones que hubo en la ley es que se eliminó la fecha límite para prohibir su uso, por lo que queda sujeto a que exista suficiencia en el abasto.
Desde la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios harán trabajos de investigación para comprender científicamente los impactos en la salud que puede provocar el consumo de maíz transgénico. Dicho análisis se hará en conjunto con las agencias sanitarias de otros países.
El uso de los transgénicos en la producción de tortillas mexicanas
El territorio mexicano importa alrededor del 90% del maíz amarillo que se produce en Estados Unidos. Este mismo se usa en particular para el procesamiento industrial, así como para alimentar al ganado.
Por su parte, el país también produce en simultáneo 15 millones de toneladas de maíz blanco, la cual se usa para fabricar la harina que necesitan las tortillas. Casi todas las que se venden en supermercados y en tortillerías contienen, en tanto, maíz transgénico.
A diferencia de las muestras naturales, los expertos en el sector observan una fuerte presencia de transgenes y glifosato.
Uno de los datos más curiosos es que este dato es sumamente sorprendente, si se tiene en cuenta que la siembra comercial de maíz transgénico no está permitida en México desde 2013.
Ante ello, se sospecha que algunos productores de harina mezclen el maíz amarillo y blanco, lo que impactaría de forma directa en el producto final. Se trata de una contaminación en el proceso mismo de producción.
El fin productivo de los alimentos transgénicos
Se trata de aquellos que son modificados genéticamente para mejorar la producción de alimentos, la resistencia a las situaciones adversas y la calidad nutricional.
Sin embargo, las miradas negativas se presentan cada vez más en la sociedad. Muchas de las personas no consideran que sea la mejor manera de satisfacer las necesidades de los consumidores. Algunos sostienen que son el principal motivo de los problemas de salud.
Pese a este escenario, los científicos aseguran que en los tiempos actuales no existen evidencias que demuestran los riesgos para la población humana. Aún así se evalúa el impacto que pueden generar a través del consumo.
Por el momento, diversas empresas tienen un permiso especial para vender este tipo de productos a nivel global. Al mismo tiempo, algunos países dieron un paso al frente al permitir la venta de semillas y alimentos transgénicos para fines personales.