Los expertos en el sector agrícola compartieron una estrategia esencial para prevenir el desarrollo de las plagas y enfermedades. La clave radica en cuidar los suelos con condiciones favorables, lo que potencia las ganancias dentro del mercado.
Ante un contexto de condiciones climáticas adversas, los especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) revelaron una estrategia esencial para mejorar la calidad de los suelos. La clave radica en crear un ambiente favorable que evite el desarrollo de plagas y enfermedades.
En detalle, los expertos del INTA dieron a conocer los factores que son fundamentales a la hora de cuidar los cultivos. Solo a partir de un manejo completo e integral se podrán evitar los efectos negativos que, en la mayoría de las ocasiones, provoca pérdidas.
Frente al avance del fenómeno natural El Niño, el cual trae consigo abundantes lluvias, desde el sector sugirieron anticiparse y reducir el impacto en términos económicos. En esta línea, el monitoreo constante de los lotes es una herramienta esencial para lograrlo.
Si bien el verano suele tener temperaturas y niveles de humedad más altos que el resto del año, El Niño intensifica estos factores, alterando la incidencia normal de plagas y enfermedades. Por esta razón, es crucial aumentar el control para anticipar su presencia y actuar a tiempo.
Según Eduardo Trumper, coordinador del programa nacional sanidad vegetal del INTA, el incremento de las precipitaciones estivales repercute de forma directa al provocar un aumento de la expresión de algunas especies de plaga y ciertas enfermedades.
Algunos de los cultivos más afectados ante este tipo de escenario son cítricos, hortalizas y los cultivos extensivos tales como la soja y el maíz. Los daños pueden ser inmensos, por lo que es recomendable monitorear y detectar a tiempo los posibles problemas sanitarios.
Lisandro Lenzi, especialista en sanidad y mejoramiento genético de soja del INTA, consideró que la frecuencia y la intensidad de las lluvias son algunos de los factores que definen la aparición y los niveles de complejidad de las enfermedades de fin de ciclo.
La misma naturaleza es la que afecta a los cultivos, principalmente en los periodos reproductivos. Esto demuestra que es importante prestarle atención a los eventos climáticos, particularmente aquellos que generan sequía o abundancia de agua.
Lenzi indicó que, en años lluviosos, se espera la llegada de ciertas enfermedades como la bacteriosis. Estas últimas aparecen después de las tormentas con vientos, dado que producen heridas en las hojas y facilitan la entrada de las bacterias.
Ante este escenario, el experto destacó la importancia de verificar el estado de los lotes y de hacer un diagnóstico preciso para elegir de forma correcta y precisa las medidas de manejo más adecuadas a la situación.
Por su parte, Alberto Gochez – coordinador de investigación y desarrollo tecnológico del INTA- coincidió con Lenzi sobre la necesidad de hacer un diagnóstico de forma periódica para la detección temprana de cualquier tipo de afecciones.
Esto resulta sumamente importante en aquellas condiciones ambientales que se presentan un alto nivel de humedad. En esta línea, el INTA cuenta con material disponible para las distintas cadenas de producción.
Independientemente de cuál sea el cultivo, el integrante del INTA Enrique Alberione indicó que todos son vulnerables a diversas enfermedades, especialmente aquellas que se desarrollan bajo condiciones de alta humedad y temperatura.
En este contexto, señaló la necesidad de estar atentos a la aparición de la roya común (Puccinia sorghi), el tizón foliar (Exserohilum turcicum), la mancha gris (Cercospora zea maydis) y posibles espigas, como las causadas por Stenocarpella maydis, que pueden provocar pudrición de granos.
¿Cómo manejar de forma correcta los cultivos de soja y maíz?
En primer lugar, cabe destacar que las lluvias frecuentes durante el crecimiento de la soja pueden favorecer la aparición de diversas enfermedades, especialmente en las raíces y el tallo.
Cuando las lluvias son constantes se nota un mayor riesgo de infecciones en la siembre y los primeros estadios vegetativos. Esto ocurre por los patógenos que afectan estas partes de la planta.
Durante los primeros estadios vegetativos, las lluvias pueden fomentar el cancro del tallo, y durante la floración, pueden favorecer infecciones por hongos, especialmente en cultivos densos con poca separación entre surcos.
Desde el sector indican que esto ocurre por el anegamiento temporal, lo que usualmente puede causar anoxia y deterioro de las raíces. Así es como se facilita la entrada de patógenos del suelo y la aparición de enfermedades como el mal del talluelo.
Además, los suelos saturados de agua favorecen infecciones como el síndrome de la muerte súbita. Las enfermedades de este estilo son favorecidas por la humedad. Los hongos, cuyos síntomas aparecen en el follaje pero el problema reside en las raíces, impide su control con fungicidas foliares.
Ante este escenario, es necesario la identificación y el diagnóstico preciso, tanto en la raíz como en el tallo. Solo anticipando su presencia en el lote se podrán evitar los inconvenientes durante el ciclo, ya sea con fungicidas como con estrategias óptimas.
Es importante destacar que el manejo de enfermedades vasculares o de raíz debe realizarse antes de la siembra, usando tratamientos de semilla o eligiendo cultivares con resistencia genética.