Los expertos en el sector destacaron los beneficios exclusivos que ofrece la intersiembra. Se trata de una producción sustentable que favorece la intensificación de los sistemas para producir en pos del medio ambiente.
En el marco del cambio climático y el avance de los efectos negativos a nivel global, los expertos en el sector recomiendan la intersiembra como un modo sustentable de sembrar dos cultivos en una misma superficie. Dicha iniciativa permite cuidar el medio ambiente y los recursos naturales.
Este método de producción agrícola consiste en compartir el uso de los recursos naturales durante el ciclo de cultivo. Es una herramienta esencial para aquellos que deseen ampliar las fechas de siembra, particularmente en los casos de soja o maíz, por ejemplo.
Desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el investigador Pablo Abbate aseguró que para sembrar el cultivo de verano se deben dejar libres los surcos del cultivo de invierno. Es decir, el punto está en sembrar el cultivo de verano luego de la espigazón del cultivo de invierno.
Si bien al principio se nota un crecimiento limitado, lo cierto es que luego –una vez implantado- habrá un progreso rápido y notable. Esto permite obtener resultados óptimos en un contexto de condiciones climáticas adversas.
En Argentina, los cultivos de verano se conocen como cultivos de segunda. Un ejemplo claro es el caso de la soja, el maíz y el girasol. Estos son sembrados después de su fecha de siembra óptima e inmediatamente luego de la cosecha de un cultivo de invierno, como el trigo.
Dicha práctica ocurre por lo general en diciembre, diferenciándose de los cultivos de verano de primera, los cuales son sembrados en el periodo octubre-noviembre y cosechados en marzo-mayo.
Uno de sus beneficios principales es la mejora en la cobertura verde del suelo, en comparación con los cultivos puros. Al mismo tiempo supera o iguala al trigo o la soja de segunda. Además sirve para promover el aporte de rastrojo al suelo respecto a la soja de primera siembra.
Abbate detalló que el principal objetivo de los productores debe ser darle prioridad al cultivo intersembrado, dado que rinde más que el cultivo de segunda. En una primera instancia, esta ventaja permite compensar la pérdida del rendimiento que hay en el cultivo de trigo.
En tanto, el experto señaló que el manejo del cultivo en intersiembra no difiere del manejo del cultivo tradicional. De hecho, su principal diferencia es la necesidad de preparar la sembradora para llevar a cabo un cultivo de verano correcto.
¿Cuál es la mejor época del año para sembrar?
Desde el INTA consideraron que la mejor fecha para llevar adelante la siembra de cultivo de verano es a mediados de noviembre, un poco más tarde que la del cultivo de primera y más temprana que la del cultivo de segunda siembra.
En los surcos donde no hay trigo, se siembra el cultivo de verano aproximadamente 20 días antes que el cultivo de segunda. Esto permite obtener un rendimiento superior al del cultivo de segunda, siempre que el año tenga condiciones climáticas normales.
En esta línea, el Instituto analiza la estabilidad de las diferencias de rendimiento entre años, ya que son sumamente variables en los sistemas sin riego de la zona.
Por su parte, los expertos coincidieron en que la fertilización del cultivo de invierno, al menos la relacionada al nitrógeno, puede ser algo más baja frente a las demás debido al nivel de rendimiento. La cantidad de fertilizante se calcula en proporción al rendimiento previsto.
Respecto a la maquinaria que acompaña el progreso de este tipo de sembrado, se sugirió usar un bastidor alto y un tractor con rodado simple. De esta manera, se puede cuidar el trigo sin inconvenientes.
Si bien hoy en día existen maquinarias específicas, lo cierto es que una convencional también es de gran ayuda. Estas últimas deben estar adaptadas en función de las necesidades de la intersiembra.
Las investigaciones del INTA sobre la intersiembra en Argentina
Desde la campaña del año pasado, el INTA Balcarce y AAPRESID Regional Fangio llevaron adelante distintos ensayos con la colaboración de Alejandro Cabral Farias, investigador del Instituto.
Según Pablo Abbate, en la campaña 2023-20224 se observó una diferencia de rendimiento relativa del 18%. Para implementar la intersiembra, se debe dejar un surco libre de trigo cada dos, lo que implica una pérdida de superficie del 33%.
Sin embargo, la reducción en el rendimiento del trigo fue significativamente menor, superando los 8.000 kilos. Actualmente, están a la espera de cosechar los cultivos de verano.
Hugo González, asistente técnico de la Regional Fangio de AAPRESID, explicó que la relación entre ambas entidade se basa en la búsqueda de conocimiento. En esta línea, se hizo hincapié en el modelo de intersiembra propuesto por el INTA.
Esta favorece la intensificación de los sistemas, aumentando el número de cultivos por unidad de tiempo, la cobertura verde y el aporte de rastrojo al suelo, lo cual está directamente relacionado con la sustentabilidad del sistema de producción en el que trabajan.
Si bien se encuentran en la fase de investigación y no en la de recomendación, los investigadores sugieren que sería más sencillo producir con un cultivo intersembrado de trigo y maíz que con una secuencia común de cultivo de invierno seguido de un cultivo de segunda.