Los líderes agrícolas de las Américas fijaron su compromiso con la seguridad alimentaria y decidieron trabajar en conjunto para fortalecer el sector. Se trata de una red internacional que busca la protección en la región.
Un grupo de líderes agrícolas de las Américas se unió para crear una red que busca fortalecer el empoderamiento de las zonas rurales de la región, convirtiéndolas en actores clave en la seguridad alimentaria y la preservación del medio ambiente. Dicha iniciativa fue anunciada por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
A principios de abril, el IICA -con sede en Costa Rica- convocó a 40 personas que fueron reconocidas en los últimos tres años como líderes de la ruralidad. El objetivo detrás de este evento fue resaltar el papel que estos tiene en la seguridad alimentaria, la economía local y la protección del ambiente.
Estos líderes establecerán una red con el apoyo técnico del IICA para impulsar acciones que fortalezcan y empoderen a las comunidades rurales y sus habitantes, destacando su importancia en la soberanía de los alimentos y la biodiversidad del planeta.
La meta principal es transformar esta reunión en una red activa, con acciones concretas para avanzar. En esta línea, se identificaron siete acciones clave para dar vida a esta agrupación, donde los líderes rurales jugarán un rol protagónico y permanecerán conectados, con el IICA actuando como secretaría.
Según indicaron, las acciones se centrarán en los siguientes puntos:
- Promover el cooperativismo
- Crear un sello de la agricultura familiar y campesina de las Américas para respaldar la comercialización
- Establecer una red de bancos de germoplasma de semillas nativas
- Sistematizar experiencias exitosas en la producción de alimentos en áreas con escasez de agua
- Llevar adelante iniciativas relacionadas con la educación y la comunicación
Este primer encuentro de líderes de la ruralidad, organizado por el IICA, contó con la participación de agricultores familiares, medianos productores, campesinos, miembros de comunidades indígenas, docentes, promotores de cooperativas, estudiantes y líderes comunitarios.
Independientemente del caso, todos los presentes dejaron en claro su compromiso con un papel destacado de las mujeres y los jóvenes en la actividad agropecuaria. La finalidad, en tanto, es llevar a cabo una producción de alimentos que sea capaz de contrarrestar los efectos del cambio climático, sin dejar de lado el respeto por el medio ambiente.
¿Cuáles son las amenazas para la industria de los alimentos?
Los sistemas agroalimentarios enfrentan desafíos cada vez más diversos, desde incendios forestales de gran escala hasta fenómenos climáticos extremos y plagas devastadoras en los campos.
Según un informe de la FAO, la incidencia de desastres naturales se triplicó en comparación con décadas anteriores. La agricultura asume la mayor parte del impacto, con un 63% de las repercusiones totales.
Estas amenazas no solo causan fallecimientos, sino que también afectan gravemente los medios de subsistencia agrícolas y tienen efectos negativos en hogares, comunidades y regiones enteras.
La sequía -por ejemplo- es el principal culpable de las pérdidas agrícolas, seguida de cerca por inundaciones, tormentas, plagas y enfermedades, así como incendios forestales.
Ante estos complejos escenarios, las inversiones en resiliencia y reducción de riesgos son esenciales para proteger la seguridad alimentaria y la estabilidad de los sistemas agroalimentarios.
Herramientas tecnológicas como los drones y el aprendizaje automático pueden proporcionar datos precisos que ayudan a tomar decisiones que son fundamentales en la gestión de las catástrofes agrícolas.
Es crucial que las estrategias de gestión de riesgos consideren tanto las amenazas naturales como las provocadas por el ser humano, incluyendo pandemias como la del Covid.19, y se basen en una comprensión completa de la interconexión y la naturaleza sistémica de estos riesgos.
La contaminación que pone en alerta el consumo de alimentos
La contaminación biológica representa uno de los mayores riesgos para la seguridad alimentaria, abarcando desde bacterias y virus hasta parásitos. Enfermedades como la salmonela son amenazas constantes, dadas las prácticas agrícolas y la poca higiene en la cadena de suministro.
Para mitigar este riesgo, desde el sector aseguran que lo mejor es implementar rigurosas prácticas de higiene en todas las etapas de la producción alimentaria. Además, se debe asegurar el cumplimiento de estándares estrictos mediante regulaciones gubernamentales y auditorías de calidad.
Otro riesgo relevante es la contaminación química, proveniente de pesticidas, herbicidas, fertilizantes y productos industriales. Estos contaminantes pueden acumularse en los alimentos y transmitirse de forma directa mediante el consumo.
El peligro recae en los efectos adversos que hay en la salud a largo plazo, incluso por el contacto con los materiales de embalaje y utensilios que se usan durante la producción y procesamiento de alimentos.
Para abordar este desafío, la agricultura sostenible y el uso responsable de productos químicos son fundamentales. La adopción de métodos orgánicos de cultivo y prácticas agrícolas que reduzcan la dependencia de productos químicos puede preservar la calidad de los alimentos y proteger la salud pública.