Hasta el momento, los alimentos transgénicos generan más dudas que certezas respecto a sus beneficios y consecuencias. El debate sobre su adopción aún no terminó.
Un pantallazo por los alimentos transgénicos
El debate sobre los alimentos transgénicos viene desde hace tiempo y aún parece no tener conclusión. Desde el sector, algunos se muestran a favor y otros en contra, dado sus aportes y efectos.
Los ciudadanos aún tienen un fuerte desconocimiento ante los cultivos modificados, pese a las campañas que pretenden crear una mayor conciencia social.
En detalle, se trata de la modificación que tiene un organismo vivo a través de la adición de genes exógenos, con el fin de lograr nuevas piezas. Esto permite mejorar el rendimiento del cultivo y satisfacer las demandas alimentarias del mundo.
Si bien la forma en la que se lleva a cabo el proceso en los laboratorios es bastante revolucionaria, no es nada que la humanidad no esté viendo hace siglos.
Uno de los tantos ejemplos son las cientos de razas de perros que existen en la actualidad, las cuales no son fruto de la casualidad, sino del trabajo de unos criadores que se dedicaron a potenciar algunas características en particular.
La posibilidad de modificar los genes, en tanto, va más allá del mundo agrícola. En este último, la técnica del injerto se fue perfeccionando poco a poco con el fin de aumentar la resistencia, cultivar variedades exigentes en suelos con pocos nutrientes, combinar características o acelerar su desarrollo.
Esto queda reflejado en las frutas y hortalizas que actualmente se encuentran en el mercado, las cuales no poseen su forma original.
La luz verde para la producción de alimentos transgénicos
Respecto a las ventajas que este tipo de alimentos aportan, se asegura que existe una amplia capacidad de producción que permite satisfacer la demanda de la población mundial.
En este sentido, los cultivos transgénicos permiten que se eleve la producción global para dar de comer a más personas, ya que la cantidad de personas cada año va en ascenso.
Si la sociedad aumentara pero la producción de alimentos no, esto significaría un gran problema por parte de las grandes empresas. Acá es donde entra en juego la biotecnología. A cuanta mayor elaboración, mayores posibilidades de alimentar al mundo.
Por otro lado, al tener en cuenta los cambios y los desarrollos de todo tipo, se prevé que en un futuro haya cultivos que requieran de menos agua y tengan una mejor adaptación a los climas secos. También se considera que no requerirán de pesticidas -al ser resistentes a plagas- ni de nutrientes extras.
Sin embargo, varias organizaciones no gubernamentales se pusieron en contra de este escenario y decidieron comunicar que los transgénicos significan una amenaza para los consumidores y la naturaleza.
Según indican, el uso extremo de tóxicos, contaminación genética y del suelo genera una gran pérdida en el medio ambiente, desarrollo de insectos con resistencia y vegetación adventicia.
Asimismo, los efectos no deseados de este tipo de alimento pone en alarma a los estados de salud, ya que suponen generar nuevas alergias, aparición de nuevos tóxicos, disminución en la capacidad de fertilidad, contaminación de alimentos, problemas en órganos internos, entre otras cuestiones.
Cabe aclarar que estas críticas personales que tienen algunas organizaciones sobre la ingeniería transgénica no están respaldadas por los científicos. Por estos motivos, la comercialización de estos productos no se encuentra penada en términos generales.
El lado bueno y negativo de la comida transgénica
La respuesta depende según el punto de partida. Desde el lado de la ciencia, la tecnología otorga el poder de cambiar el mundo según las nuevas exigencias, por lo que el aspecto positivo y negativo variará en base a los objetivos y los controles que se establezcan.
Hay un conflicto de intereses entre distintos sectores de la sociedad que va de la mano con el sensacionalismo y la desinformación respecto a los cultivos transgénicos.
Lo cierto es que la agroecología busca producir comida en los sitios donde hace falta. Mientras haya más diversidad en el campo, habrá más posibilidades de completar un plato. En tanto, la agricultura ecológica requiere de conocimientos locales profundos pero de pocos insumos externos y combustible fósiles.
Y si bien el cuidado del suelo es uno de sus pilares fundamentales, surge como necesidad la reducción de los plaguicidas tóxicos hasta que finalmente ya no sea un elemento esencial.
Hasta entonces, el camino hacia el futuro pretende mejorar los acuerdos legales y los controles, con el fin de llevar a cabo una producción efectiva y consciente.
Esta será la única manera de llevar a cabo una seguridad alimentaria, que no deje de lado las exigencias de los nuevos consumidores ni la metodología que actualmente llevan la mayoría de los agricultores a nivel global.