Latinoamérica se puso al hombro un nuevo propósito, con el fin de evitar la propagación de enfermedades entre fronteras. Las autoridades buscan mantener a la agricultura libre de cualquier tipo de virus que afecte su desarrollo.
El trabajo de Latinoamérica para erradicar las enfermedades entre fronteras
La región tiene como objetivos principales la seguridad alimentaria y la vacunación del ganado, lo que les permite brindar llevar a cabo una actividad sumamente responsable en las actividades ganaderas.
En detalle, las autoridades locales buscan mantenerse libres de cualquier tipo de brote transfronterizo, el cual suele desatarse a partir de la producción de alimentos.
Si bien Sudamérica se encuentra en una buena posición, el resto de los países del continente deben tomar cartas en el asunto para poder afrontar desafíos que podrían venir en el futuro.
Cuanto antes se detecte una enfermedad, más tiempo habrá para reaccionar y mantenerlas alejadas de la población local.
Bajo el actual contexto de globalización, es común que haya un constante movimiento de productos y personas entre los diferentes países. Sin dudas, esta situación favorece la circulación de los virus, lo cual contribuye a la llegada de nuevas patologías a diferentes territorios.
Hoy en día, hay varios cambios en la presión de las enfermedades que tienen que ver con alteraciones en las rutas de los pájaros o en las condiciones climáticas.
Para poder contener esta posible transmisión transfronteriza de afecciones, se presentan dos posibilidades. Una, la detección temprana. La otra, la vacunación a la población.
Si un país cuenta con un stock de inmunizaciones, los gobiernos pueden vacunar más rápidamente, lo que además permitiría ralentizar los brotes.
Un claro ejemplo de esto es la pandemia del Covid-19. Hasta que las farmacéuticas no pusieron a disposición del mercado las vacunas, fue muy difícil contener el cuadro de infecciones.
El popular caso de la fiebre aftosa en Brasil
La fiebre aftosa, también conocida como glosopeda, afecta de forma grave a la producción de ganado, alterando a su vez al comercio regional e internacional de bienes y animales.
Las autoridades sanitarias indican que esta enfermedad circula en el 77 % de la población mundial de ganado en África, Oriente Medio, Asia y algunas zonas endémicas de América del Sur.
En esta línea, hay varias zonas en el territorio brasilero que afrontan este escenario sin ningún tipo de protección. El riesgo de contagio es superior, teniendo en cuenta que la tasa de morbilidad del ganado es muy elevada.
De todos modos, cabe destacar que el virus no es transmisible a los humanos. Esto quiere decir que no se trata de una situación de peligro extremo que afecta de forma directa a la población.
En el caso de los animales infectados, se nota un cuadro de fiebre, ampollas orales y lesiones en las patas, particularmente en el ganado bovino, ovino, porcino y de otras especies.
Por su parte, algunos expertos en salud aseguran que la decisión que tomó el país respecto al abordaje sin vacunación coloca a la región en una nueva era con respecto a la enfermedad de la fiebre aftosa.
En tanto, consideran que los demás países tienen que actualizar sus evaluaciones de riesgos, en caso de querer mitigar los efectos de su propagación.
Los expertos en salud reconocen que la prevención de este tipo de enfermedades implica una gran cantidad de gastos, principalmente para la fabricación y distribución de inmunización.
Al recordar uno de los últimos grandes brotes de fiebre aftosa en el mundo, que ocurrió en mayo de 2022 en Indonesia, se destaca que debe haber un refuerzo en la calidad de las políticas de seguridad alimentaria.
En este caso, la enfermedad forzó al sacrificio de 14.000 de los 600.000 animales afectados por el virus y provocó pérdidas económicas de 6.000 millones de dólares para el país asiático.
Por este tipo de situaciones, se refuerza el pedido de vacunar a la mayor parte del ganado. Esto evitará su sacrificio, así como las grandes pérdidas de dinero.
Se deberá reforzar la contención sanitaria en los países que tienen frontera con Brasil, tales como Uruguay, Argentina, Paraguay, Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela, Guyana, Guayana Francesa y Surinam.
Las estrategias nacionales tendrán que girar en torno a los puntos débiles en los que se requiere un mayor control, monitorización y fortalecimiento de vigilancia.
Además, es necesario robustecer las capacidades de los veterinarios más jóvenes para proteger a las próximas especies de animales.
Esto implica compartirles los conocimientos acerca de la peligrosidad que implica la afectación que podría sufrir un ganado en caso de entrar en contacto con algún tipo de virus, especialmente con el de la fiebre aftosa.
Será responsabilidad de las generaciones futuras mantener a salvo el bienestar de los animales, así la salud en la sociedad. Esto implica una colaboración entre varios actores de la industria ganadera y un plan estratégico con medidas preventivas.